Capítulo 17

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El problema no era no confiar. El problema era hacerlo.
Él era un Malfoy, su presencia no era lo mismo que la calma, tranquilidad, o el significado de que todo estaría bien pasase lo que pasase. Sabía que era lo siguiente en pasar, su muerte. Había dado la espalda a Voldemort, y eso era algo que Remus parecía no entender, y eso le ponía de los nervios.

Miraba al Lord siendo obligado por la varita en su cuello y la reciente herida en su abdomen. El Lord no perdía el tiempo, y se había enterado de que alguien le había fallado, de que alguien le había traicionado. Y sin avisar a nadie, apareció en la mansión donde los mortífagos se reunían y agarró al rubio y lo llevo a una sala. Todos los que presenciaron eso se quedaron en silencio, pues cualquier ruido podría llegar a ser castigado por el tenebroso mago.

-Lucius, seré amable contigo todas las veces que sean necesarias.-Dijo Voldemort, segundos después de hacer una herida profunda que atravesaba su abdomen con un cuchillo.-¿Quien a sido?

Era una pregunta sencilla. El sabia quien se había atrevido a tanto, quien había decidido acabar con todo eso, resultando la muerte.
Negó con la cabeza. No, no lo deataría fue su última petición.

-Lucius, volveré a repetir la pregunta.... quien fué.

Esta vez sintió la varita apretando fuerte en su cuello. Como si quisiera romper y atravesar su cuello de un solo tirón... él se dejaría hacer eso, porque la amistad era algo que apreciaba mucho, algo por lo que lucharía hasta el final.
Suspiró, miró al Lord y cerró los ojos.

-Pregunta cuando ya sabe la respuesta.-
Intentando que su voz no fallara, abrió los ojos para encontrarse con los ojos vacíos de vida y llenos de odio del Señor Tenebroso.

Ambos se quedaron en silencio. Haciendo que la sala estuviera en completo silencio, hasta que se oyó un fuerte golpe, Voldemort había roto el mueble en el que guardaba todos sus planes, ¿para que seguir con esos planes si no tenía personas de confianza con él?

-¡El nombre! ¡Dame el maldito nombre!

En esos momentos la paciencia del Lord era nula. Lucius lo sabía, claro que lo sabía. No quería hacer eso, no podría perdonarse más tarde, tal vez nunca, pero si no lo decía, tal vez se encontraría con su amigo en el más allá.

-Regulus Black, señor. Encontró el guardapelo de Slytherin y lo escondió en un lugar desconocido.-Dijo al final.

Y es que ya daba igual, Regulus estaba muerto y nada ni nadie podría traerlo a la vida de nuevo.

Suspiró mirando aquel papel que nunca se atrevió a ver. Aquel papel que nunca llegó a su verdadero destinataria, Sirius Black. El ya la había leído, una carta de despedí, pero aún así no podía evitar las lágrimas cada que la veía o la recordaba. Iba a guardarla antes de que algo pasase cuando escucho su voz detrás suya.

-¿Que es eso?

-Una carta.-Dijo lo más rápido posible doblandola y guardando en un cajón, sellando el sitio con magia.

-Lucius....

-No, te dije que no era buena idea.-Y aún así seguía en la casa del castaño.

-Dijiste que me dejarías intentarlo.... la base fundamental de una relación es la confianza, si no la hay, no se llega a ningún lado.

-Tal vez no quiero llegar a ningún lado.-Suspiró al sentirlo besar su cuello.

-Lucius...

-Remus.

Ambos se quedaron en silencio mirándose el uno al otro. Solo mirándose, sin decir nada más en los siguientes minutos. Sin atreverse a dar el primer paso.

-Cuando él se negó ante el Lord, cuando él se atrevió a desafiarlo... murió. Desapareció del radar, y aunque no fue matado por él, terminó muriendo a causa de revelarse ante su señor.-Lucius fue el primero en volver a hablar, tratando de no dejar que las lágrimas fluyeran.-Yo no confio en cualquier persona que se ponga a mi lado y me diaga: Hey, voy a estar junto a ti sin importar qué. No puedo hacerlo porque lo hice una vez y no terminó muy bien. Piensas que es fácil salir vivo después de negarte ante Lord Voldemort, pues estás equivocado. Él lo hizo, ellos se atrevieron y ahora ya no están.... Barty y Regulus eran mis amigos, las personas en las que más confiaba y confío, y ahora ellos están muerto, ni siquiera pude despedirme bien de ellos antes de que se marcharán...

-No tienes que tener miedo, ya no más.-Remus acaricio su mejilla, siempre manteniendo la vista en los ojos de su acompañante.-Regulus y Barty eran importantes.... yo también lo soy, por eso sientes miedo, ¿Verdad?

Y Remus no se equivocaba.

Podía sentir sus respiraciones chocar, sentía las manos del moreno en su cintura y sentía su corazón palpitar fuerte y rápido, más rápido cada vez que se acercaban más, y más, y más. Fue como un roce suave que pasando el tiempo se convertía en un beso demandante, uno que ambos esperaban.

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