Una joven reemplaza su vida en Ciudad Zuzu por una nueva en Pueblo Pelícano, gracias a una de las últimas reliquias que le dejo su abuelo antes de fallecer. Ella no tenía nada previsto en su mente cuando fue, pero sin planearlo encuentra la perla en...
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-𝐏𝐥𝐚𝐧 𝐞𝐧 𝐦𝐚𝐫𝐜𝐡𝐚-
Seguimos bailando por un rato un poco por nuestra cuenta hasta que volví a localizar a ______ bailando con otra chica, pasé mi brazo por sus hombros nuevamente, se giró a verme algo sorprendida, pero al reconocerme se calmó y me regaló una sonrisa.
Justo vi como Sebastian y Sam se iban a pedir alguna cosa para beber, la mirada de Sebastian era bastante poco disimulada dando a entender que era el momento de actuar. Y la de Sam... Bueno, comiéndose a _______ con la mirada si era posible.
Justo cuando volvían los dos hicimos como si nos chocábamos los hombros y nos miramos sorprendidos.
—¡¿Chicos que hacéis aquí?! —pregunté gritando para que me oyesen por el volumen alto de los altavoces y de las demás conversaciones.
_______ estaba a mi lado con la ceja alzada.
"Ya lo sé, sé que es un plan no muy bueno porque puedes sospechar fácilmente. Pero lo importante no es el proceso, es el resultado esta vez", pensé autoconvenciéndome.
—¡Pues tu habías dicho que habías quedado con otras personas hoy y decidimos venir nosotros por nuestra cuenta!
—¡Eso se avisa, así podemos quedar todos juntos!
Estaba haciéndome la molesta con Seb por "no haberme avisado que venían hoy al bar" cuando oí como otra persona hablaba detrás de mí con ______.
[Narra ______]
Alguien me pasó el brazo por los hombros, más entre todos los aromas acumulados de todas las personas en la pista improvisada de baile y el olor a bebidas alcohólicas no sabía de quien se trataba hasta que me giré un poco rápido y encontrarme la sonrisa de Abby. Le sonreí de vuelta y ella amplio su sonrisa blanquecina.
Charlaba un poco con ella de lo que fuera y bailaba ligeramente cansada por todo el movimiento anterior hasta que algo nos empujó a las dos hacia atrás sin previo aviso.
Primero se giró mi amiga y luego yo encontrándome a Sebastian y Sam. Al último le miré de una forma bastante indiscreta mientras el miraba a Abby atento en la conversación de sus amigos, o, mejor dicho, pequeña discusión.
—¡¿Chicos que hacéis aquí?! —gritó demasiado para mi gusto, pero entendible por lo alto que estaban los altavoces.
—¡Pues tu habías dicho que habías quedado con otras personas hoy y decidimos venir nosotros por nuestra cuenta! —contestó Sebastian.
No suelo hablar mucho con él, pero las pequeñas charlas que teníamos eran agradables, aunque siempre tenía su típico humor sarcástico encantador. Era divertido hablar con él.
—¡Eso se avisa, así podemos quedar todos juntos! —se quejó la pelimorada.
—Qué raro, ellos siempre quedan los viernes en el arcade —comentó Penny.
