Fragancia.

3 2 1
                                    

La noche pasó rápido y extrañamente no pude pegar el ojo por estar leyendo estos libros, realmente era algo interesante la información que contenía.

Tome algunos libros para leer en casa,  aunque estaba pensando seriamente en reconstruir esta casa, empezando por el sótano.

Monte mi moto, arranque y me puse en marcha.
Mi mente y vista iba fija al camino hasta que lo vi.

Aridam estaba sentado en una banca en el parque junto a una chica, muy bonita por cierto. Ella tomó su mano, él no la aparto y de pronto simplemente ella lo beso y el no la rechazó.

El golpe y caída abrupta hizo que mi vista saliera de ellos dos.
¡dios que estúpido! Jamás había tenido un momento tan vergonzoso como este, tampoco había tenido celos irracionales y este estúpido malestar en mi cuerpo. Estaba irritado, quería gritarles y quitarla de encima de un jalón de él pero, también quería llorar y olvidar lo que vi por un momento.

Afortunadamente o desafortunadamente el latente dolor de mi pierna, brazo y mejilla no me dejaban pensar del todo claro.
Mire mi pierna y ahora entendía la importancia de la ropa adecuada para conducir.

Por suerte no tenía nada roto, solo raspones y una que otra herida profunda.

La gente me miraba y se acercaba alarmada, luego estaba Aridam que venía corriendo lo que hizo que me levantara de inmediato, juntara mis libros que salieron volando, levantara mi moto y la montara mientras escuchaba a las personas preguntar si estaba bien y ese tipo de cosas.

Arranque el motor de la moto cuando sentí la mano de Aridam sosteniendo mi antebrazo.

— ¿Qué haces? ¿Estas bien? Te llevare a casa o aun hospital.

Aridam parloteaba más cosas pero mi mente solo podía pensar en su boca pegada a la de la chica pelinegra que venía detrás de él.

Quite de forma brusca su mano de mi antebrazo.

— No me toques.

Fue lo que momentáneamente pude decir.
Estaba dispuesto a arrancar pero nuevamente me detuvo mi Guardián.

— No seas irracional cachorro.
Aridam me veía como veía a Kiram.

— Creo que la saliva de la chica te dejo estúpido para que de la nada me llames así sabiendo que no soy él. 

— ¿Estas celoso? Pensé que te gustaba Elam, pensé...

No lo deje terminar.

— Pensar no es una de tus mejores virtudes, y no te preocupes por mi, puedo cuidarme solo como siempre.

—¿Enserió quieres pelear en este estado? Déjame llevarte al doctor.
Aridam apagamo mi moto.

— No te necesito, no necesito lo que sea que estés haciendo o por lo cual te estés quedando. Puedes ser libre. Lo pensé mucho, pero en la siguiente luna te devuelvo tu nombre, te libero de mi, de tu carga.

—Luka.
Su voz se sentía llena de emociones.

Baje de la moto, tomé mis libros y continúe.

— Puedo llegar de otro modo.

Pero Aridam seguía insistente y la gente espectaba aquel drama.

Sin previo aviso Aridam me cargo entre sus brazos.

Podía liberarme con unos simples movimientos pero no quería lastimarlo.

La chica se acercó.

—¿se encuentra bien?

Pregunto con esa voz tan delicada.

— Estará bien, me tengo que ocupar de él por ahora.

— ahora entiendo porque estas tan agobiado y cansado ¿Te veo mañana?
La chica continuo

💮LILIUM💮Donde viven las historias. Descúbrelo ahora