Querido Sherlock, con amor Molly xox (SHERLOLLY)

CAPÍTULO 17

Molly había descubierto otra puerta; la abrió para encontrar una furgoneta estacionada allí. Desafortunadamente, no encontró las llaves, pero había una sudadera con capucha en el asiento. Molly tiró de ella sobre su cuerpo, y una toalla manchada engrasada sobre el transportín para gatos de Toby, y se sumergió en el bosque. Hacía frío y se acercaba rápidamente al anochecer; la temperatura bajaba demasiado para que ella se mantuviera a sí misma y a su mascota calientes, por lo que tuvo que encontrar ayuda o refugio pronto.

Ella estaba agradecida por sus zapatos, por muy mutilados que fueran; eso hizo que moverse por el suelo del bosque sembrado de piedras fuera un poco más fácil. Sin embargo, había una cosa que le preocupaba: Moriarty la había cortado bastante antes de atacarlo, y ahora estaba sangrando por la parte delantera de su bata de laboratorio. Molly quería evaluar el daño, pero no se atrevió, estaba demasiado cerca de donde escapó.

Primero escuchó, luego vio, el río y se movió hacia él, pero el sonido de un vehículo que se acercaba la hizo congelarse. A través de la oscuridad que se aproximaba, la niebla que se movía y la maleza, Molly observó los faros de un vehículo presionar a través del bosque antes de detenerse. Una figura solitaria vestida con un jersey blanco salió del lado del conductor del SUV y se acercó al garaje, y luego desapareció.

Entonces pensó en Moriarty, si todavía estaba vivo; ella lo había mutilado bastante, estaba trayendo refuerzos. Esto enfrió a Molly hasta los huesos; tenía que llegar lo más lejos posible de aquí.

Se acercó al río y miró al otro lado. No fue fácil de ver; entre la noche y la niebla que se acercaba a ella... Si no cruzaba ahora, estaba segura de ser encontrada, y esa perspectiva la asustó más que ser arrastrada por el agua que corría.

Antes de levantar a Toby sobre su cabeza, Molly se había quitado los zapatos, metiéndolos en la bolsa delantera de la sudadera de la capucha robada. Ella usaba sus pies para abrirse camino a través del agua, afortunadamente poco profunda, solo había llegado hasta sus muslos, y el agua fría se sentía bien en sus heridas.

Parecían horas, pero Molly y Toby llegaron al otro lado del agua. Estaba mucho más fría, ahora, expuesta al aire más frío de la noche, pero se puso los zapatos de nuevo en los pies y atravesó el bosque.

"Por favor, papá", dijo en voz alta, con la esperanza de que su padre, donde quiera que estuviera, pudiera escucharla, "ayúdame a superar esto; no quiero morir aquí". La oscuridad, sus pasos y el sonido que se desvanecía lentamente del agua que corría eran los únicos sonidos que escuchaba. Lo que ella daría por escuchar la voz de Sherlock, o verlo, ahora mismo. Incluso se conformaría con ver a John.

O el Belstaff de Sherlock.

Se detuvo un momento para recuperar el aliento, apoyándose en un árbol usándolo de apoyo, y para ver a Toby, que se había quedado en silencio. El trapo delgado no le ofrecía mucha protección al felino, pero era mejor que nada en absoluto. Mientras Molly deseaba una barra de caramelo o una bolsa de patatas fritas, sus oídos se levantaron ante el sonido de algo que se movía a través de los árboles. No podía ser viento; esto sonaba pesado, como pisadas.

Y venía hacia ella.

Ella trató de encogerse detrás del árbol en el que se había estado apoyando, tirando lentamente de la caja de gatos de Toby hacia ella, pero de repente siseó y el sonido de los pasos crujiendo en las hojas caídas se detuvo.

El corazón de Molly se sentía como si estallara de su pecho, y todo su cuerpo se enfrió. ¿La habían encontrado? Deseaba poder morir en el acto; si era recapturada, estaba seguro de que sería torturada durante mucho tiempo antes de ser asesinada. Recordó la mirada en la cara de ese hombre Sebastian mientras trataba de derribar la puerta para llegar a ella... Molly agitó la cabeza imperceptiblemente; no podía pensar en eso ahora.