Heeseung es perfecto. Es el chico con el que los padres quieren que sus hijas salgan. El estudiante preferido de todos los profesores. El hermano mayor que da un buen ejemplo al menor. El hijo que cualquier padre podría pedir.
Demasiado perfecto par...
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Para entender un poco mi problema con Lee Heeseung y cómo terminé deseando lo prohibido, debo contar la historia de cómo llegué a DYGNE.
Provengo de un pequeño pueblo de un país lejano a Corea del Sur. Después de que mis padres tomaran la decisión de que un hijo les complicaría sus planes de vida, terminé siendo criado por mis abuelos maternos en Australia
Crecí en un campo aislado de cualquier tipo de tecnología, aunque contábamos con un televisor y una radio vieja, no fue hasta que cumplí diecisiete años que se me permitió tener un celular. Para esa edad ya no era algo que llamara mi atención, no era algo que necesitara viviendo en el campo donde todos nos conocíamos. Pasaba más tiempo ordeñando vacas y recogiendo huevos de gallina, en vez de aprenderme los nuevos bailes de Tiktok o leyendo chismes de revista.
Mi educación fue rural, jamás salí del pueblo hasta que, cuando cumplí diecinueve, mi abuelo decidió que debía hacer algo más que charlar con las vacas y los caballos del establo. Sugirió una carrera, para ese entonces, yo estaba seguro de que mis padres nunca volverían y que, lo menos que podía hacer por mis abuelos para agradecerles el haberme criado (cuando jamás fue su responsabilidad), era darles el gusto de estudiar una carrera. Ingeniería Agrónoma era lo que más llamaba mi atención, y podría ejercerla volviendo a mi hogar, porque yo no quiero alejarme de ellos. El plan es volver tan pronto como termine para encargarme de la granja y, por supuesto, de mis abuelos.
Cuando busqué la Licenciatura en Agronomía, la primera opción que el buscador arrojó fue la Universidad de Seúl: DYGNE. Estaba impresionado por lo actualizadas que se encontraban sus instalaciones, y al darle click a la página de Ingeniería Agrónoma, supe que era la Universidad a la que quería asistir. Me fui solo a Corea, sin saber nada del mundo exterior y rogando al cielo para que pudiera quedarme con la beca que había solicitado. Mis calificaciones perfectas facilitaron las cosas, pues, incluso con todos los ahorros de mi vida, no podía costear más que la inscripción y la primera colegiatura. DYGNE era una Universidad privada, por lo que, los costos eran bastante elevados.
Ingresé. Antes de siquiera darme cuenta, ya estaba desempacando mis cosas en la habitación que la Universidad me había otorgado (lo cual era una ventaja enorme, mi abuela estaba bastante preocupada por el lugar donde pasaría los próximos cuatro años de mi vida). Los departamentos de DYGNE estaban bien equipados, tenían más de lo necesario, incluyendo las habitaciones, habían tres en cada uno, así que debía compartir. Jamás había hablado con personas que no fueran mis abuelos y las personas del pueblo, estaba en la ciudad, me ponía ansioso dar una mala impresión.
No obstante, más tarde me daría cuenta que no había nada de lo qué preocuparse. En la noche, después de haberme instalado, escuché el sonido de las llaves en la puerta, pronto encontrándome con dos pares de ojos que me miraban con curiosidad.
—¿Quién eres? —No era una pregunta arrogante, era más bien de sorpresa.
—Soy Jaeyun Sim. —Saludé de manera corta, dejando de lado el libro que estaba leyendo-. Me parece que seré su compañero de departamento, espero que nos llevemos bien.
