Heeseung es perfecto. Es el chico con el que los padres quieren que sus hijas salgan. El estudiante preferido de todos los profesores. El hermano mayor que da un buen ejemplo al menor. El hijo que cualquier padre podría pedir.
Demasiado perfecto par...
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Si lo pienso bien, he pasado por varios momentos incómodos a lo largo de mi vida.
Puedo recordar aquella vez en secundaria cuando en medio de una llovizna, resbalé con un charco de lodo y caí al suelo frente a toda la escuela, pero logré salvar mi almuerzo. O tal vez, esa ocasión en la que mi abuela descubrió que las chicas no me interesaban del todo. Cuando bajé en calzoncillos a la sala de estar y habían visitas. La vez en que se me salió una mala palabra a mitad de la cena en casa de uno de mis viejos amigos y su abuelo me obligó a rezar tres Padre Nuestro. El concurso de disfraces cuando fui el único en presentarse como un enorme costal de cebollas (las cebollas eran reales, el mal aroma se quedó impregnado en mí por dos semanas).
En fin, la lista es enorme.
A pesar de esto, nunca había experimentado las ganas de huir tanto como lo estoy sintiendo ahora. Me estoy asfixiando y estoy luchando por no salir corriendo.
No hay mucho que contar, las cosas resultaron bastante extrañas para mí. Los chicos empezaron a distanciarse desde el día en que Sunghoon anunció su relación. No lo he visto en la Universidad. Ni a Riki. Ni siquiera a Heeseung. He intentado hablar con Sunoo (porque Jungwon parece haber entrado en una especie de trance, difícilmente se puede hablar con él), pero por más que me esfuerzo, no lo consigo.
El sonido de los utensilios de cocina chocando entre sí es lo único que llena el silencio que continúa haciéndome sentir incómodo. Paso las manos por mis piernas, intentando calmar la ansiedad que se quiere apoderar de mi cuerpo ante la falta de comunicación. Puedo decir que los demás también están sintiéndose así, pero parecen ocultarlo mejor.
Cuando escuchamos el estruendo de la porcelana rompiéndose contra el suelo, todos nos giramos para encarar a Sunoo.
—¿En serio vamos a seguir fingiendo que no pasa nada? —Puedo ver la desesperación y angustia en su mirada. Es la misma que su novio y Jungwon tienen.
Jongseong no se demora en levantarse y limpiar los vidrios rotos, asegurándose de que Sunoo no se ha lastimado. Ninguno dice nada. Jungwon y yo permanecemos en silencio mientras observamos lo que hacen. Tampoco es como que haya algo que podamos decir.
No creo que haya algo que yo pueda decir. Me siento ajeno a toda la situación, pero de alguna manera, involucrado. No sé qué está pasando ni cómo ayudar, pero me afecta también porque después de todo, son mis amigos.
Lo que escucho después es la gota que derrama el vaso.
Jungwon está llorando.
Nosotros giramos para observarlo y la escena es demasiado dolorosa; él está sentado en el sofá, las manos a sus costados mientras aprieta la tela de este con fuerza, como si quisiera aferrarse a algo. Aunque está cabizbajo, se nota que está apretando los ojos con fuerza, y cuando menos lo espero, su llanto empieza a escucharse más fuerte. Es desgarrador. Yo mismo siento un nudo en la garganta. Jamás lo había visto de esa manera, Jungwon es una persona muy positiva y amable, verlo en este estado, sinceramente, me destroza por completo.
