Heeseung es perfecto. Es el chico con el que los padres quieren que sus hijas salgan. El estudiante preferido de todos los profesores. El hermano mayor que da un buen ejemplo al menor. El hijo que cualquier padre podría pedir.
Demasiado perfecto par...
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He cometido algunos errores en mi vida. Algunos más graves que otros. Pensar en las consecuencias de mis actos no es algo que me mantiene despierto toda la noche.
Es difícil dar una razón que sea lo suficientemente buena para las decisiones que tomamos, sobretodo cuando muy en el fondo sabemos que son erróneas. Decir que lo que estoy haciendo es por amor, sería la forma más patética de sostener que me he dejado influenciar por mis sentimientos, siendo consciente de que tomar una decisión con el corazón en la mano es de los peores errores que un ser humano puede cometer.
No puedo creer que mi lado racional quiera hacerme tomar consciencia mientras siento las manos de Heeseung recorrer mis glúteos, su respiración es caliente sobre mi piel, él está dejando besos húmedos por todo mi pecho, tomándose su tiempo para probarme. Es un poco extraño, he anhelado esto por tanto tiempo, pero de alguna manera, se siente mal, sin embargo, no hago más que soltar suspiros de placer. Y cuando siento a Heeseung rozar nuestros miembros por encima de nuestra ropa, su boca en mi cuello, mordiendo con hambre, un gemido agudo sale de mi boca sin poder evitarlo.
Entonces, él se detiene.
Se separa de mí, mirándome desde arriba y puedo sentir que mi rostro está demasiado sonrojado por sus ojos oscuros que me observan como si pudiera ver mi alma a través de ellos. Está serio, y me es imposible sostener su mirada, no obstante, me atrevo a sonreírle pequeño, con ojos inocentes expectantes a su próxima acción.
El placer y la ensoñación se apartan cuando él se aleja de mí, murmurando entre dientes. Se sienta en su cama, sosteniendo su cabeza con sus manos como si de pronto estuviera recuperando la consciencia. Me incorporo y toco su hombro con duda.
—Lo siento, Jaeyun. Lo que hacemos es incorrecto —murmura. No puedo describir si lo dice con pesar o con asco.
Me tomo unos momentos sin saber qué decir. Puedo ver que está completamente arrepentido. Suelto una risa seca. Debí suponerlo. Heeseung es heterosexual, ¿por qué querría acostarse con un chico?
¿Por qué querría tener sexo conmigo?
Acomodo mi ropa y mi cabello, soltando un suspiro que provoca que gire su cabeza hacia mí.
—No quiero que las cosas se pongan raras entre nosotros —dice.
—¿Te recuperaste rápido? —Tomo su rostro con una mano, acercándolo a mí para poder ver bien sus ojos—. No, siguen rojos. ¿Qué es entonces?
Decir que estoy dolido sería un eufemismo. Estoy molesto, furioso, enojado. Creo que incluso la borrachera se me ha bajado un poco, empero, sigo sintiéndome mareado. No quiero que Heeseung piense que puede hacer esto y no tener consecuencias solo porque no quiere que las cosas se pongan incómodas.
—¿En qué estabas pensando cuando dijiste todo lo de hace un rato? —Parece querer hablar, pero termina haciendo una mueca—. Olvídalo, ni siquiera deberíamos tener esta conversación. No quiero hablar con un drog*dict*.
