Heeseung es perfecto. Es el chico con el que los padres quieren que sus hijas salgan. El estudiante preferido de todos los profesores. El hermano mayor que da un buen ejemplo al menor. El hijo que cualquier padre podría pedir.
Demasiado perfecto par...
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Hay momentos en los que el ser humano pierde el sentido de las cosas y no puede diferenciar la realidad de lo ficticio.
Es como cuando imaginas una escena antes de dormir y tu subconsciente se queda con ello, por lo que provoca que sueñes, te sumerges tanto en la historia que, cuando despiertas, necesitas asimilar que todo fue producto de tu imaginación y que estás en la vida real antes de empezar con tu día.
No sucede con frecuencia, existen personas que ni siquiera sueñan y existen otras cuyos sueños significan desgracias.
Pertenezco al pequeño grupo que solo imagina antes de dormir, esperando que de alguna manera funcione como manifestación para lo que realmente anhela que le suceda. No quiero sonar como loco, pero ¿quién no ha fantaseado con la persona que le gusta? Es normal. Somos humanos. Imaginar que tenemos un romance de ensueño con nuestra persona especial no es nuestra culpa, tenemos sentimientos.
Empero, separar la realidad de la imaginación debe ser prioridad para aquellos que sabemos que nunca obtendremos lo que queremos. Yo lo sé, lo supe desde que Lee Heeseung se adueñó de mi corazón, sin embargo, es su lengua la que recorre mis muslos de manera lenta mientras se toma el tiempo de memorizar cada parte, dejando un beso corto en cada oportunidad que tiene. Me mantengo sereno, más bien, intento hacerlo. No todos los días tengo la oportunidad de tener al chico más deseado de DYGNE entre mis piernas. Pensarlo hace que me sonroje, como si mis mejillas pudieran ponerse más rojizas, lo cual es un poco vergonzoso para mí.
El beso que nos dimos en el estacionamiento del mirador y la confesión de Heeseung, aunque implícita, me dieron la motivación suficiente para que no aceptara probar sus labios una sola vez; yo tenía hambre, y quería más. No obstante, Heeseung no tenía planes de que nuestro primer encuentro íntimo fuera en un auto, le parecía placentera la idea —palabras suyas, no mías—, pero quería hacerlo de forma correcta. Esas simples palabras me hicieron temblar.
Puso el motor en marcha, conduciendo por la carretera oscura bajo la luz de la luna. Yo deseaba concentrarme en algo que no fuera lo que estábamos a punto de hacer, pero Heeseung mantuvo su mano firme en mi muslo en todo el camino, como una especie de advertencia: no podía echarme para atrás porque él no estaba dispuesto a hacerlo.
Cuando el auto se detuvo, casi quedo cegado por las brillantes luces del Hotel Vicious; es el hotel más caro de Corea, no solo por la fina y elegancia que lo caracteriza, sino porque el dueño es Vante, el pintor más famoso del país. No soy demasiado fanático del arte, pero es este hombre quien ha encontrado una manera de inmortalizar su dolor en pinturas tan famosas que incluso mis abuelos saben de él.
Jamás pensé que estaría en su lujoso hotel, donde al entrar me encontré con diversos colores, y es que eso es otra cosa que lo hace tan llamativo; el hotel fue creado especialmente para la comunidad LGBTQ+, por lo que, cuando vi a varias personas vestidas de Drag Queen, la sorpresa fue perceptible en mi rostro, aunque ya lo esperaba.
