Hyein caminaba sonriente mientras miraba todo a su alrededor. Aún era temprano y sabía que no tenía de qué preocuparse. Saludó respetuosamente al conserje que traía un periódico consigo y se adelantó hasta por fin ver la gran entrada de la universidad.
Todo estaba más que bien o, eso creyó después de haber visto a Minji recostada al lado del portón. Frunció su entrecejo con confusión. ¿Qué estaba pasando?
Aquella alfa que era su mejor amiga, jamás, pero jamás se quedaba fuera de la universidad. Hyein sabía de sobra que no la esperaba ni nada por el estilo debido a los sofocantes admiradores, tanto omegas como betas, que la seguían para casi todos lados y, en especial a la hora de entrada, receso y salida. Bueno, casi todo el maldito día.
Hyein suspiró y decidió terminar con la poca distancia que la separaba de Minji.
—Buenos días, Minji —saludó medio feliz, el desconcierto aún no la abandonaba.
—Uh, hola —dijo levemente, ladeó su cabeza a un lado ya que su mejor amiga estaba frente a ella y le interrumpía la vista.
—¿Y te caíste de la cama o qué?
—¿Por qué lo dices? —por unos segundos le prestó atención.
—Hey, jamás desde que tengo memoria te he visto aquí parada en la entrada. Ya sabes, por todos los fastidiosos omegas.
—Ah, es por eso —murmuró.
—¿Me dirás por qué? —prosiguió ansiosa.
—Bueno, yo... —sus ojos se desorbitaron levemente.
Hyein se sorprendió aún más. ¿En serio esa alfa era la misma que tenía como mejor amiga? ¡Por la Diosa luna! Jamás la había visto tan insegura con algo como ahora. Solo por una simple pregunta.
La mayor simplemente calló y, Lee pudo percibir como el entrecejo de esta se arrugó en signo de molestia.
—Vamos. ¿Qué pasa?— preguntó al escuchar que soltó un sonoro gruñido, intentó poner sus manos en los hombros de Minji, más ella la empujó quitándola del camino.
Volteó para ver a dónde se dirigía y, oh. ¿Había algo más que dejaría a Hyein incrédula el día de hoy?
Minji ignoró los llamados de la menor porque su mirada y concentración se resumía en la omega y la estúpida alfa que la estaba abrazando.
"¿Quién se cree que es?", gritó su loba, removiendo a Minji con insistencia.
Su animal interno estaba logrando dominarla por completo. Y es que siendo su pareja destinada su instinto natural de posesividad salía a flote mucho más rápido.
Haerin no era consciente de todo el problema que podía surgir a su alrededor. Ella tan solo había visto a Danielle fuera de su casa, esperándola para que ambas pudieran venir juntas por esta ocasión. Obviamente nunca se negaría, amaba a su mejor amiga aún si no era una omega como ella.
—Ya, Dani~ —soltó con dulzura—. Se nos hará tarde para llegar a nuestro salón.
—Es que eres demasiado calientita —recostó su cabeza en el hombro de la de ojos gatunos mientras con ambos brazos seguía rodeando su delicado cuerpo.
Haerin se sentía cómoda y feliz. Adoraba que Danielle no sea una de esas tontas alfas brutas, toscas y posesivas. La australiana rompía contra cualquier estúpido estereotipo y eso hacía que Hae la admirara cada vez más.
—¡Hey, tú! —un grito en alta voz de mando hizo que Haerin se tensara por completo.
La australiana alzó la mirada y retuvo un gruñido, no quería hacer asustar más a la omega.
—Kim, contrólate —respondió con neutralidad, poniendo el cuerpo de Haerin detrás suyo.
La mencionada sí se atrevió a gruñir sonoramente.
—¡No la toques!
Danielle no se inmutó, fue fuerte y se abstuvo totalmente de arremeter contra la más alta. Su loba rasguñaba para atacar ansiosamente a la otra, pero era lo suficientemente madura como para poder controlar sus instintos. Su prioridad en ese instante era el bienestar de Haerin.
—Baja la voz, no tienes el derecho de gritarme.
—¡Estás tocando a mi omega!
La castaña se encogió de miedo, queriendo desaparecer en ese mismo instante en el que escuchó aquella voz demasiado potente para sus sensibles oídos. Su loba se agachó en completa sumisión ante su alfa. Pero Haerin, ella empezaba a sentirse asfixiada ante el aura tan pesada y cargada de odio.
—No es tu omega —replicó.
Justo antes de que Minji o, mejor dicho la actitud de su loba golpeara a la extranjera verdaderamente mal, llegó Hyein a tomarla de ambos brazos.
—¡Cálmate! —alzó la voz—. ¡Estás provocando una pelea sin sentido! ¡¿Qué te pasa?
Danielle frunció los labios.
—Será mejor que aprendas a controlar a tu loba.
Un pequeño sollozo fue percibido por las tres alfas, Dani volteó a ver a Haerin, y en efecto, la linda chica tenía los ojos cristalizados. Ella nunca en toda su corta vida había presenciado una fuerte discusión entre alfas. O mejor dicho, jamás había visto a una alfa tan brusca como Minji.
La había idealizado tanto, aún y con las advertencias de Danielle.
"Al parecer me equivoqué". Haerin estaba tan decepcionada.
Limpió con la manga de su gran polera sus cristalizados ojitos y huyó de ahí. En esos momentos anhelaba estar sola y calmarse ante lo que sea que estaba sintiendo.
—¡Haerin! —gritó Danielle alarmada.
Y ante el llamado, fue como si le mente de Minji hiciera clic. Cerró fuertemente sus ojos y evitó el punzante dolor en su cabeza.
—¿Qué pasó? —preguntó desconcertada, sacudiendo levemente la cabeza.
—¡Hiciste llorar a Haerin! ¡Eso hiciste, buena para nada! —vociferó Dani más que enojada.
Habían lastimado a Hae y fue detrás de ella esperando no ser ignorada.
Hyein, al notar más calmada a la azabache, decidió soltarla.
—¿Qué te ocurre, Minji? —le preguntó directamente.
—No lo sé y tampoco quiero averiguarlo.
Grave error.
Minji no era consciente de la pequeña lucha interna que tenía con su loba.
Ella, al negarse ante cualquier acercamiento sentimental con cualquier persona, ignoraba también el fuerte llamado de su loba al querer reclamar y cortejar a su omega.
Aun así, Kim no cedería ante lo que su loba le pidiera, pero es que también se le era difícil poder controlarla.
Así como estaba, ¿generaría más peleas?
¡Gracias por leer!
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la princesa y la plebeya; catnipz
Romansa❝Y pues así, eran tan solo la princesa y la plebeya.❞ Minji era la alfa más codiciada de la universidad. Haerin una de las omegas, que al igual que las demás, suspiraban por ella, deseando poder llamar su atención. Será una conexión especial la que...