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—Les dije a mis padres que tenía algo muy importante que decirles esta noche —hizo un mohín—. Creo que soy la más nerviosa entre las dos.

No tienes porqué, omega. Yo estoy tratando de tomar toda la seguridad posible y, ah, ve bajando porque me faltan pocos segundos para llegar a tu casa. Prefiero que me recibas tú primero.

Ambas soltaron risitas suaves, las pequeñas manos de Haerin sudaban en clara muestra de ansiedad y sintió que su corazón se aceleraba cuando escuchó el timbre de su casa sonar. Colgó rápidamente la llamada y bajó a toda prisa por las escaleras.

—¡Voy yo, voy yo! —avisó en medio del camino, abriendo la puerta al instante que tocó la perilla.

—Hola, bonita —susurró la azabache, intentando besarla.

—No, espera, aquí no —evitó el contacto, poniendo sus manos en el abdomen contrario—. Mis padres ya están por aquí.

Minji bufó, a veces la omega era muy desasosegada con ciertos temas.

—Está bien, pero al menos les dijiste que invitarías a alguien, ¿cierto?

—Uh, sí. Algo así.

La alfa asintió poco convencida, mostrando en el aire el arreglo de flores que había traído consigo para la familia Kang.

—No sabía cuál escoger con exactitud así que traje esto tratando de hacerla ver bonita y colorida.

—Gracias, Min —Hae realmente no podía soportarlo y estuvo a punto de abrazarla, lo hubiera hecho de no ser porque escuchó la voz de su madre.

—¿Quién es, Hae? —de inmediato la aludida se alejó dos pasos más, exagerando la situación.

—Muy buenas noches, señora Kang. Mi nombre es Kim Minji, soy la-

—¡Amiga! Es mi amiga de la universidad —dijo casi entrando en pánico, tomando a la más alta del brazo para dirigirla a la sala.

—¿Y esas flores?

—Oh, es un regalo para usted siendo una mamá muy hermosa y teniendo también una hija dulce y preciosa —respondió con cómoda seguridad, haciendo una leve venia en muestra de respeto—. Tómelas, por favor.

—Es un lindo detalle —sonrió levemente mientras acomodaba el arreglo floral—. Muchas gracias, Minji.

Y claro que para la madre de Haerin no pasaba desapercibido el rubor efusivo de su cachorra. Ella recordaba a la alfa con claridad, era la misma que vio semanas atrás abrazando a su hija afuera de la casa. Ahora solo esperaría a que las chicas le dijeran lo que prácticamente -por obviedad- ella estaba asumiendo.

—Ven a cenar con nosotros. Mi esposo ya está en la sala, de seguro luego nos explicas el porqué de tu visita —comentó amablemente, haciendo un ademán para que ellas avanzaran primero.

Minji tomó el aire con fuerza, reteniéndolo por unos instantes en sus pulmones para luego soltarlo lentamente. Se irguió más y al cruzar la entrada, se encontró con la vista del alfa mayor, quien dudoso dejó el libro en la superficie de la mesa y las miró fijamente.

—Papá, hoy invité a mi amiga, de la que les conté días atrás —decidió hablar Haerin, intentando calmarse al ver que el hombre se levantaba para dirigirse hacia ellas.

—Buenas noches, señor Kang. Realmente es un gusto conocerlo —hizo una reverencia, tratando de verse tranquila y neutral—. Soy Kim Minji.

—La joven trajo un bonito arreglo floral como obsequio para nuestra familia, cariño —agregó Seulgi.

—¿Amiga dices? —se cruzó de brazos, fijándose solamente en Minji—. Mi hija no es de traer amigas y en especial alfas a la casa. ¿Qué hay con todo esto? —arqueó una ceja, mostrando su aura de dominante—. Odio las mentiras.

—P-papá, bueno, nosotras...

—Está bien, señor Kang —carraspeó ásperamente, era el momento—. En realidad yo vengo a pedirle algo muy importante y que tiene que ver con Haerin.

—Un momento, tomemos asiento, ¿si? —interrumpió la castaña, haciendo que su padre se sentara lejos de Minji por si se le ocurría reaccionar de manera diferente.

—Bueno, ya, necesito escucharlo —dijo Jongsuk una vez que todos -con la cena plasmada en la mesa- estuvieron sentados.

—Vengo a —tomó la mano de la omega bajo la atenta mirada del alfa—, pedirle permiso para cortejar a su hija como mi omega, señor.

El silencio inundó la sala. Seulgi esperaba escuchar algo antes de salvar el momento.

—¿Ya conocías a esta muchacha, Haerin?

La niña mordió su labio inferior, el aire se notaba denso.

—Nos conocemos desde hace meses atrás y con todo el respeto que se merece, estoy realmente enamorada de su hija —explicó con lentitud—. Por lo que intentando hacer las cosas de manera correcta, quisiera de su permiso para poder cortejarla y que con el tiempo, seamos una pareja estable.

—Entonces... ¿esto va en serio? —cuestionó nuevamente, cruzando sus manos y dejándolas en la mesa—. Serías la primera alfa llegando a mi casa para pedirme tal cosa importante.

—Sí, señor Kang —afirmó—. Seré la primero y también quiero ser la última en la vida de Haerin.

Jongsuk asintió brevemente y con calma, observando esta vez a su hija mientras que su esposa le daba un ligero apretón en su hombro derecho, una clara muestra de afecto.

—Cachorra —llamó a la joven castaña, incluso su mirada y tono de voz fue cálida al referirse a su única hija omega—. ¿Qué opinas de todo esto?

—Yo también la quiero, papá —le sonrió delicadamente, sintiendo las caricias que la mano de Minji le daba en la suya—. Hemos estado conociéndonos y me siento muy feliz con ella.

—De acuerdo —suspiró pesadamente—. Si mi hija dice que está bien con tu compañía, no me veo en la necesidad de negártelo y sacarte a patadas.

—¡Papá~! —se quejó avergonzada.

—Ok, lo siento —rió suave, sacando efímeras sonrisas en las demás—. Pero Kim —se detuvo a mirarla—, si te atreves a lastimarla y hacerla llorar, por más que solo sea una lágrima, ten por seguro que te buscaré para cumplir con lo que dije.

—No se preocupe, señor...

—Jongsuk —concluyó la frase.

—Señor Jongsuk —repitió—, cuidaré y respetaré a Haerin como lo más preciado y especial que tengo y tendré en esta vida.

Minji se atrevió a besar la mano de Haerin, con la mirada de adoración por parte de Seulgi y el gesto de advertencia por parte del mayor.

—Bien, en parte general de nuestro hogar, aceptamos tu cortejo hacia mi hija y te nombramos nueva miembro de mi familia. Pero eso sí, sin nada de andar besando a mi pequeña mientras yo esté presente.

—¡Maravilloso! —exclamó la omega mayor—. Haerin, bebé, te has tardado mucho en decirlo. Ese día yo las había visto afuera y...

—¡¿Qué?!

Jongsuk se detuvo de todo movimiento, al parecer la noche sería larga en medio de explicaciones y nuevas charlas.

Jongsuk se detuvo de todo movimiento, al parecer la noche sería larga en medio de explicaciones y nuevas charlas

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la princesa y la plebeya; catnipzDonde viven las historias. Descúbrelo ahora