15 | Dalias

9 0 0
                                    

Dalias | Flor que representa impulsividad, pasión y está flor es conocida por ser la flor de la traición.

Lissie

Pase toda la mañana horneando y en la tarde tome un ligero descanso, ya habían llegado varios pedidos, no eran tantos pero eran suficientes para tenerme devastada, si sigo a este paso terminaré odiando los panecillos.

Después de escuchar todo el día las canciones alocadas que Lena había puesto ya me dolía la cabeza.

—Estoy leyendo bajale a esa música. —ordene enfadada.

Lena solo me miró mal y se sento enfadada en el sofá junto a mi y no le quedó otra que quitar su pesada musica que no me dejaba leer, no necesitaba completo silencio para leer pero el ruido de esa música debería ser ilegal.

—Gracias. —le dije a Lena cuando quitó la música y me acomode mejor en el sofá para leer.

—¿Estan listos los pedidos? —preguntó Lena.

—Si, en un momento voy a entregarlos.

—¿Pero que hoy no quedabas con Javier?

Abrí los ojos y aparte un poco el libro, lo había olvidado, entre hornear tanto y ponerme a leer había apartado todos mis pensamientos.

Me levanté y fui directo a mi habitación para darme un baño, deje mi libro y las plumas que ocupaba para anotar en él sobre mi mesita de noche donde siempre tengo el libro que leo recientemente.

Mire el reloj y no era tan tarde, tenía tiempo de entregar los pedidos , claro, después de arreglarme para salir con Javi. Estuve toda la noche anterior muy emocionada no sé cómo se me pudo haber olvidado.

Me apresure y me coloque unos pantalones ajustados, un suéter con flores bordadas muy bonitas que yo misma borde y mis converse viejas de siempre y claro no podían faltar los aretes de margaritas que siempre me colocaba.

Baje las escaleras al instante de que termine de arreglarme el cabello y tome en un bolso las cajitas con pastelitos dentro que eran nada más que los pedidos, me acomode la bolsa sobre el hombro y abrí la puerta.

Y para mí sorpresa ahí estaba Javier.

—Hola mi florecilla.

—Hola Javi. —respondi.

El me dedico una linda sonrisa y miro mi bolsa con pastelitos con una ceja enarcada.

—¿Repartiendo pedidos?

—Mmm... Si.

Javier me miró y se apoyo en el marco de la puerta mirándome fijamente.

—Dejame adivinar, —dijo con una media sonrisa —, que se te ha olvidado lo de hoy, ¿Cierto?

—Si... P-pero perdón, deja entregar esto y nos vamos. —dije poniéndome roja.

—No te preocupes mi florecilla, te ayudare a entregarlos.

—¿En serio?

—Por supuesto, vamos o esos pasteles no se entregarán solos—dijo giñando un ojo por lo cual no se cómo no me desmaye al verlo.

Mi Corazón De Peonia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora