Capítulo 5

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Lunas nuevas, lunas llenas y menguantes vigilaban el progreso de la incansable Jing Tian. Poco a poco fue convirtiéndose en una experta hasta que llegó a dominar completamente la espada.

Sus habilidades aumentaron en gran manera así como su belleza

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Sus habilidades aumentaron en gran manera así como su belleza. Entonces el general vio bien subirla de rango, pasaría de ser esclava ordinaria a sirviente principal. Ya no usaría las mismas prendas de vestir sino un traje oficial. De ahora en adelante a donde quiera que el general Ji estuviera ella tendría que estar.

Un día, poco antes de cumplir la orden de asedio contra Yunnan llegó un informe urgente al pabellón Ji, se trataba de la redada que se llevaría a cabo contra el grupo de contrabandistas de vino. Cuando Ji se enteró, alistó a sus hombres y salió de inmediato dejando el informe en su escritorio. Entonces Jing Tian lo siguió pero él la detuvo y no la dejó ir.

- ¿Porqué no me dejas ir contigo? ¿no es mi deber servirte siempre? -. Preguntó Jing Tian, a lo cual Ji respondió:

- Así es, pero esta vez no puedes acompañarme, es muy peligroso -.

- ¿Y acaso no fuiste tú quien me enseñó a usar la espada? -.

- Yo no te enseñé para que pelearas conmigo. Tu deber ahora es obedecer mis órdenes y si he dicho que te quedes, te quedarás -.

Entonces partieron de inmediato. Pero Jing Tian no estuvo de acuerdo, así que entró al aposento del general con la intención de encontrar el documento sobre la redada y así saber hacia dónde partirían. Luego de encontrarlo en el escritorio, cabalgó hasta donde se encontraba el general.

Mientras tanto, él y sus hombres rodeaban con sigilo aquel lugar para no dejar escapar a ninguno. De pronto, dio comienzo un gran enfrentamiento. El grupo contrabandista se defendía cual fiera, de modo que Ji se vio obligado a pelear contra el cabecilla que dominaba aquel grupo. Sin embargo, Ji se confío tanto en su destreza que en un descuido perdió su espada. Así que el cabecilla aprovechó la oportunidad y lo atacó con más severidad. Pero cuando estaba a punto de apuñalarlo por la espalda apareció Jing Tian, atacando al cabecilla como toda una guerrera experta. Entonces lo sometió, lo capturaron y todos sus hombres que con él estaban se rindieron. Luego recuperaron todo y los llevaron presos.

El general pasó por alto la desobediencia de Jing Tian por esta ocasión, ya que le había salvado la vida. Pero le advirtió que bajo ninguna circunstancia lo hiciera de nuevo, ella acepto y luego junto con los demás soldados, volvieron.

Estando ya en el pabellón, Jing Tian se dio cuenta que el hombro de Ji sangraba, así que de inmediato retiró su traje de armadura.

- ¡Estas herido! -. Exclamó preocupada.

- Es solo un rasguño -. Respondió Ji con gran calma.

- Podría infectarse, déjame curarte -.

Entonces Jing Tian limpió la herida y con mucha delicadeza lo vendó

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Entonces Jing Tian limpió la herida y con mucha delicadeza lo vendó. Mientras ella lo atendía Ji le expresó lo siguiente:

- Le salvaste la vida a tu general, Jing Tian. Te estaré agradecido por siempre, nunca lo olvidaré. Te concederé cualquier cosa que me pidas, excepto que te libere -.

A lo cual Jing Tian respondió:

- Solo deseo servirle siempre mi señor y que mi presencia le sea de utilidad -.

Entonces Ji contestó:

- Bien. Aún así te recompensaré, lo que hiciste hoy fue muy valiente, pero aún así jamás vuelvas a pasar por alto mis órdenes. No quiero que alguien te lastime, ni mucho menos quiero perderte -.

Terminando de decir esto hubo un silencio en la habitación. Jing Tian sentía todo y nada en ese momento, sus ojos se iluminaron y su corazón latió con intensidad. Entonces él se acercó y la besó.

Desde entonces su romance comenzó a escribirse en la memoria de ambos y desde aquel momento prometieron jamás separarse.

Más tarde, el emperador se enteró de la azaña lograda y recompenso a todo el pabellón Ji

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Más tarde, el emperador se enteró de la azaña lograda y recompenso a todo el pabellón Ji.

La esclava del pabellón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora