───OCHO: mensajes y escapes

292 59 7
                                    

⠈⠂✧ ── · ✦ · ── ✧⠐⠁
CAPÍTULO OCHO
MENSAJES Y ESCAPES.
⠈⠂✧ ── · ✦ · ── ✧⠐⠁

ALAELANNA NO tenía intención de estar despierta tan tarde

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

ALAELANNA NO tenía intención de estar despierta tan tarde.

La noche en que sus padres abandonaron Desembarco del Rey, Alaelanna descubrió que el sueño la eludía. Cada ruido que escuchaba, cada resoplido de aire silencioso la hacía sentir como si estuviera siendo observaba.

Esa era la razón por la que había escuchado a los sirvientes susurrando afuera de su puerta justo cuando la noche alcanzaba su punto más oscuro. Sus voces eran bajas, pero Alaelanna logró agacharse por el ojo de la cerradura y escuchar lo mejor que pudo.

Todo lo que podía escuchar era "rey" y "muerto".

Su corazón se detuvo, el dolor la llenó. Si no hubiera estado sentada en el suelo ya, temía que sus piernas se hubieran rendido en ese momento. Su abuelo estaba muerto, él era la única persona que habría podido mantenerla a salvo en esta ciudad sin sus padres se había ido.

Pero Alaelanna sabía lo que tenía que hacer. Sabia que esta noticia no se la contaría a su madre, que acababa de salir de Desembarco del Rey. Alaelanna debía recuperar a su madre para que pudiera tomar el lugar que le correspondía como reina.

Le tomó un minuto precioso encontrar una pluma y tinta, y escribió una nota lo más rápido que pudo. Mantuvo el mensaje breve y dulce, antes de sacar una capa oscura. Alaelanna abrió la puerta con cuidado y se apresuró por los pasillos, subió las escaleras y llegó a la torre más alta de la Fortaleza Roja.

Era donde se guardaban los cuervos.

Rezó a los dioses antes de abrir la jaula más cercana. El cuervo no cantó, como si escuchara sus oraciones.

La miró con ojos brillantes mientras ataba el pergamino a las patas del cuervo. Bajando la voz, le susurró al cuervo rápidamente:

—A Alterwoode, por favor.—el cuervo inclinó la cabeza.—Por favor, Alterwoode. A Rhaenyra Targaryen.

El cuervo cantó antes de que Alaelanna abriera la ventana de la torre y arrojara al cuervo. Aleteó por un momento, antes de girar y volar hacia el sur. Hacia Alterwoode. Ahora, solo necesitaría seguirlo.

Para la mayoría, sería una decisión inteligente dejar la ciudad a caballo o a pie, pero Alaelanna no se iría sin Littlewing. Sabía que era una estupidez y que la probabilidad de que la atraparan solo aumentaría, pero se negó a dejar a su dragón.

Así que se arriesgó y abandonó el castillo, escabulléndose entre los guardias y sirvientes por igual, apresurándose a través de los pasillos y túneles, dirigiéndose al Pozo del Dragón según lo mejor que podía recordar. Todo lo que hacía era saltar, pero seguía adelante. Se negó a perder a Littlewing.

Le tomó media hora laboriosamente larga, en la que estuvo segura de que probablemente ya habían notado de que había desaparecido. Pero ella continuó. Ella era una Thorne, y los Thorne no tenían miedo de nada.

dragon dynasties ━ aemond targaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora