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CAPÍTULO NUEVE
CONSPIRACIÓN Y PLANES.
⠈⠂✧ ── · ✦ · ── ✧⠐⠁Los hombres eran criaturas sencillas, eso era lo que ella sabía.
Alaelanna respiró hondo y retorció la última de sus trenzas formando una especie de corona mientras se miraba en el espejo. Supuso que se parecía a su madre cuando la mujer se casó, pero ese día no había felicidad. Había llegado la mañana, trayendo la noticia oficial de la muerte de su abuelo y la noticia de una boda y una coronación que ocurrirían en los mismos días. Sin embargo, si pensaban que esto detendría una guerra, entonces eran verdaderamente tontos.
Nada detendría a su padre, ni siquiera un matrimonio entre Alaelanna y Aemond, aunque sabía que el Pequeño Consejo pensaba que así sería.
La chica se alejó del espejo y se dejó caer junto a su cama cuando finalmente se permitió sentir alguna forma de miedo. Había estado dando vueltas durante el resto de la noche, pensando en formas en las que podría manipular a Aemond y nunca se había dado realmente el tiempo para pensar que estaría casada cuando sonara la campana del mediodía,
Iba a casarse y sus padres no estaban con ella, ni sus hermanos y ni si quiera era un hombre al que importara.
Su vestido se arrugó bajo sus dedos mientras intentaba no permitirse sentirse ansiosa o estresada por ello. No podía mostrar miedo. Ahora no, no en este pozo de serpientes. Un suspiro tembloroso salió de su boca, antes de que finalmente sus dedos se soltaran del vestido y se enderezara una vez más.
Sonó un golpe en la puerta, antes de que se abriera.
―La reina madre.―Alaelanna levantó la vista, se puso de pie y entrecerró los ojos mientras observaba la entrada. No tenia armas en su cuerpo, ya que habían quedado escondidas donde guardias del palacio no podían encontrarlas. La princesa no dudó que ya habían registrado su habitación, tratando de encontrar algo con qué acusarla.
Alicent estaba vestida de verde, con una corona sobre su cabello castaño rojizo mientras miraba a la chica con los ojos muy abiertos.
―Luces como tu madre.
―¿Por qué estás aquí?―respondió Alaelanna, antes de recordar sus modales.―Su majestad.
―Es costumbre que una madre vea a su hijo antes de casarse. Como tu madre no está aquí, pensé...
―Mi madre no está aquí por qué así tú lo exigiste.―Alaelanna sacudió la cabeza y respiró hondo.―Me has apartado de ella.
―No te hemos...―Alicent sacudió la cabeza.―Alaelanna, no te hemos robado.
―Entonces, si te pidiera regresar a mi casa en Alterwoode, ¿me dejarías ir?
―S-Sabes que no puedo dejarte.―Alicent suspiró.―El lugar de Aemond está aquí.
―Él está comprometido a mí, no al revés. Él debe ir a donde yo exijo ir y yo deseo volver a casa.―suplicó Alaelanna, intentando por última vez detener este plan suyo antes de llevarlo a cabo.―Deseo a mi madre y padre. Deseo irme a casa, por favor.
―Alaelanna...
―Eras la amiga más cercana de mi madre.―Alicent observó a la chica con cautela, viendo a Rhaenyra en ella. Ella siempre estaba presente en los grandes ojos violetas, la expresión asustada y los dedos temblorosos. Había visto a Rhaenyra así demasiadas veces. Por un momento, ella vaciló.―Por favor.
Y entonces Alicent recordó a su propio padre, a su hija e hijos.
―Vine a regalarte una capa, para representar a la casa Throrne, ya que tus padres no te regalaron ninguna.―la colocó sobre la cama antes de irse. No podía soportar ver a la chica, que le recordaba demasiado a su madre en todos los sentidos posibles.
Alaelanna observó cómo se cerraba la puerta, antes de que sus rodillas amenazaran con doblarse y hundirse en la cama una vez más. Había sido su última esperanza no tener que casarse con Aemond, no tener que manipularlo y mentirle, no tener que matar a su tío como lo tenía y Alicent no la había ayudado.
En ese instante, Alaelanna supo que Alicent había condenado a sus hijos a morir, porque nunca vivirían mientras los hermanos Thorne vagaran por la tierra. Alaelanna se encargaría de ello ella misma.
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Se casarían en el salón principal, como lo había hecho su madre. Alaelanna se alisó el vestido verde y plateado, levantando la barbilla desafiante mientras respiraba profundamente. Una mano encontró su brazo y Alaelanna no necesitó volverse para saber quién la había tocado sin permiso.
―Mi querida sobrina.―Aegon sonrió cruelmente, sintiendo finalmente como si hubiera atrapado a la pequeña niña.
―Tal vez tenga que hacerte una visita más tarde,
―Estoy segura de que a mi nuevo marido no le gustaría eso.― Alaelanna se mordió la lengua para no maldecirlo cuando las puertas se abrieron a un pasillo casi silencioso. El par comenzó a bajar las escaleras, hacia donde Aemond y su amdre estaban al final, con un Septon.―Tampoco le gustaría a tu esposa ni a las putas que mantienes en la calle de la Seda.
Aegon simplemente frunció el ceño, antes de llevarla hacia Aemond. Estaba vestido sencillamente, todo de negro con una capa Targaryen rojo oscuro, aunque su ojos no mostraba ninguna emoción.
―Ella es toda tuya, hermano. Cuidado con su mordida.―Aemond simplemente tarareó, tomando suavemente la mano de Alaelanna. Alaelanna intentó no temblar, realmente lo hizo mientras miraba con los ojos muy abiertos al ver al Septón.
―Ahora puedes encubrir a la princesa bajo tu protección.―Alaelanna no podía girarse ni moverse mientras Aemond se acercaba más a ella, desabrochaba la hebilla de su capa y la dejaba caer al suelo con un ruido sordo. Dejó escapar un pequeño gemido de miedo, que fue completamente accidental antes de que Aemond estuviera envolviéndola con su propia capa.
Un mechón de cabello cayó junto a su mejilla, aunque apenas podía moverse, el terror la recorría. Esto realmente estaba sucediendo y ella no lo deseaba. Aemond levantó la mano y colocó el mechón de cabello pálido detrás de su oreja mientras sus ojos se agrandaban. Para la corte, esto debió ser romántico, pero Alaelanna simplemente sintió miedo.
―Ahora, mírense y repitan estas palabras.
―Padre. Herrero. Guerrero. Madre. Doncella. Anciana. Extraño. Yo soy suya y él es mío.―la voz de Alaelanna tembló y su interior se tensó mientras el Septón seguía hablando.
―Que se sepa que son una sola persona, maldito el que trate de separarlos.―el Septón les desató las manos antes de hacerles un gesto a la pareja.
―Con este beso prometo mi amor.―la voz de Aemond era suave, mientras su mano descansaba sobre su mejilla, inclinándose para inclinar sus labios sobre los de ella tentativamente. No se sentía como la vez que se besaron frente a la estatua de Balon, que había sido brusco y rápido, lleno de ira y odio. Era suave y de modo extraño, tierno.
La mano de Alaelanna cayó sobre el pecho de Aemond, antes de alejarlo discretamente. Él la miró fijamente y sus labios se torcieron en la familia y horrible sonrisa que ella despreciaba tan profundamente.
―Finalmente eres mía, esposa.
La chica no pudo responder, porque en todos los sentidos ahora se la consideraba propiedad de Aemond hasta la muerte. Todo lo que podía hacer era intentar acelerar ese proceso.
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dragon dynasties ━ aemond targaryen
Fanfic━━ ⦗ dragon dynasties! ⦘ ❝si te amara menos, hubiera sido un hombre honesto.❞ ███████████ 𝙚𝙣 𝙙𝙤𝙣𝙙𝙚 alaelanna está lejos de su familia y lucha contra enemigos en todos los frentes y la única perso...