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La vida en Hearfilt era bastante tranquila, tanto que en una semana no había sucedido algo bueno de lo que las señoras mayores pudieran murmurar

La semana con Lia había sido bueno para ambos jóvenes, habían creado un lazo de amistad puro y verdadero, incluso para Jimin era sorprendente.

En un nuevo día, Lía llegaba como de costumbre a la mansión Hamilton, pero esta vez entraba al cuarto de Jimin muy apresurada, nerviosa y en su mano traía una carta.

—¡Joven Hamilton, una carta, hoy en mi buzón! —dijo totalmente agitada

—Entonces cuéntame —pidió Jimin, mientras se alistaba frente al espejo.

—¡Es del señor Méndez, es un granjero, provee grandes porciones a la verdulería principal del pueblo, bueno, él me dio esta carta! —se la entregó, su mano temblaba demasiado.

Jimin la tomó y empezó a leerla
—Está pidiéndome matrimonio —dijo Lía, adelantando la información

—Sí, eso dice aquí —contestó Jimin.
Sus ojos leían cada línea, su rostro se arrugó un poco en molestia.

—¿Es una buena carta, joven Hamilton?

Jimin sonrió con modestia.
—La ortografía es buena, no dudo que alguien la haya escrito por él — siguió leyendo, cuando finalmente terminó le entrego la carta a Lía, pero no dijo nada

—Por favor, joven Jimin, no sé qué hacer

Jimin negó
—No, querida —le dijo —Yo no puedo decirte qué hacer, en este caso, no me concierne, esta vez solo tú puedes decidir — entonces le dio la espalda para seguir peinando su cabello

Lía miró la hoja bastante desolada
—Usted piensa que debería rechazarlo

Jimin dejo de peinarse
—Lia —se giró —El señor Méndez es un granjero, no es un caballero como uno auténtico, no lo rechazo, jamás le haría eso a una persona, pero él no merece una caridad porque no es pobre, está por debajo como por encima de mi interés.

De hecho, el señor Méndez era un joven de 26 años y su familia vivía en una casa pequeña, eran granjeros por generación y trabajaban las tierras del señor River quien gustoso le dio permiso y a cambio el señor Méndez le daba una comisión no tan grande, pero pagaba por sembrar su cosecha en terreno ajeno.

—Usted dice que debería rechazarlo por ser de bajos recursos y posición social —preguntó Lía

—Te he dado mi opinión, pero no tu respuesta —ambos se miraron a los ojos, ambos los tenían brillantes y expectantes a lo que diría el otro

—Bueno, ahora que lo he pensado, yo... estoy casi segura que mi respuesta final será...

—Lia —la llamó nuevamente Jimin —Yo tengo una regla en particular, si una mujer duda si debería casarse, debe desistir de inmediato

Lía asintió.
—Entonces ahora estoy convencida, le diré —apretó sus labios intentando no llorar
—que no

Jimin pudo respirar tranquilamente, aquel nudo en su pecho se deshizo y la miro.

Lía, aquella simpática chica se había convertido en una más de las personas que aprecia tanto y no quería realmente perderla, el matrimonio significaba alejarse de ella porque ¿Qué significaba ser una mujer casada?
Era ser devota a su hogar y a su marido.

Estaba siendo egoísta, pero se permitía serlo, solo por esta vez.

En la tarde de ese mismo día, Lía mando sus respuestas al señor Méndez.
En la noche llegó una visita a la mansión de los Hamilton

HATE to LOVE |KOOKMIN| SITUADO EN 1812Donde viven las historias. Descúbrelo ahora