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En la tarde de aquel mismo día, Jimin salió con Lia al pueblo para hacer el recaudo y en la tarde recibir de la mejor forma a las damas Waimon.

—El señor Waldo es todo lo que está bien aquí en HearFilt —alagó la joven dama.
Ambos iban tranquilamente caminando entre los puestos y eligiendo las mejores verduras.

—Lia, basta con el señor Waldo —pidió Jimin mientras escogía las mejores uvas.

—Lo siento, joven Jimin, pero no negara mis palabras, él es tan atractivo —sigió sin remedio

Compraron algunas frutas y bastantes verduras, tanto que el señor quien conduce el carruaje se bajó para ayudarlo a cargar las bolsas en los cestos traceros del carruaje.
Jimin amaba hacer las compras, elegir lo mejor y siempre pensar en la alimentación de su padre.

Sonrió viendo todos los puestos.
Había recordado la similitud entre escojer lo mejor de tanto y al final siempre pensar en la alimentación y salud de su padre; sin en cambio, cuando elegía en el amor, pasaba lo mismo, elegía lo mejor y al final siempre tenía que preocuparse por su padre.

¿Su padre era una carga? No, su padre le dió la vida, solo faltaba encontrar quien le daría esas ganas de vivirla.

Su querida amiga lo sacó de sus pensamientos.
—Seguramente está ansioso por conocer más a Rousete.

Jimin viró los ojos.
—La palabra queda muy chica ante lo que siento, no es envidia claro, pero quizá es curiosidad.

Lia asintió, escuchándolo como siempre.
—No tengo una opinión concreta de ella hasta esta tarde.

Jimin le dijo
—No te guíes de mi opinión, es solo mía y para mí —su amiga asintió.

Al llegar Jimin subió a su habitación y empezó a cambiarse, optó por una camisa bastante elegante, blanca y con unas mangas que jugaban con el movimiento de su andar, sus pantalones de un marrón bastante claro, sus accesorios eran unos anillos brillantes y un pañuelo delgado alrededor de su cuello, iba perfecto con su cabellera rubia.

Bajó para seguir al pendiente con los preparativos, Jimin amaba que visitaran su casa y le hicieran más compañía a su padre, un hombre solitario, por ello se encargaba que todo resultara bien.

Además, era de elogiar que preparara una fiesta sin ningún inconveniente, para aquella época resultaba verdaderamente importante.

Las bebidas estaban listas, los bocadillos deliciosos y mandó a colocar su piano en la sala para dar un recital al final de la velada.

Cuando llegaron las tres invitadas, toda la familia River, y Hamilton fueron al comedor, allí todos se reunieron, comieron pato asado, con salsa de tomate, puré y vino por su puesto.

—Espero que disfrute su estancia aquí, señorita Waimon —comenzó la plática el señor Jungkook con una cordial sonrisa
—Nuestro querido Jimin ha preparado todo con tanta devoción.

Jimin miró a la señorita Rousete y sonrió apenado.

Ella le sonrió de vuelta
—La verdad es que la mansión Hamilton es un lugar muy cómodo, bastante alegre y tranquilo —confesó —solo me quedaré una temporada en Hearfilt, así que gozaré de este momento.

—Entonces amigos míos —Jungkook les habló a todos —disfrutemos de la compañía de la señorita Rousete

—Es una lastima que no pueda permanecer aquí por más tiempo —dijo Jimin —Hay grandes lugares por ver, quedará maravillada.

—¡Ay, sí! —exclamó La señora Waimon —Yo le he dicho a Rousete que debería quedarse, aquí hay muy buenos hombres y aparte solteros

—Prefiero la tranquilidad de un hogar —dijo Rousete
—El matrimonio implica más de lo que uno mismo puede imaginar

HATE to LOVE |KOOKMIN| SITUADO EN 1812Donde viven las historias. Descúbrelo ahora