La fin

1.1K 76 23
                                    

Hoy es el día. No sé cómo sentirme y prefiero no pensar.

Le mandé un mensaje a Marko y dentro de poco íbamos a ir al lugar dónde él me mostró una vez.

Tengo todo preparado. No sé si la sorpresa le guste, pero si él me ama seguro que va a hacer lo posible para entender.

Yo se lo voy a explicar.

Miro el cuadro de mamá, y sé que ella no está para nada orgullosa.

Me di una ducha bien fría y me vestí, hoy es una noche lluviosa. No paró de llover desde hace días.

Me llegó un mensaje de él y al instante lo abrí.

Marko <3: Ya estoy. Te espero afuera.

Agarré mi bolso pequeño y corrí hacia la puerta.

Cuando salí lo vi apoyado en el porche de mi casa, con la moto estacionada a lo lejos.

Esbozó media sonrisa.

-Vamos. -Dijo.

Me subí sin antes ponerme el casco, obviamente con su ayuda.

El camino hacia ese lugar me encantaba. Y la lluvia, que por suerte no era muy fuerte, lo hacía todavía más bonito.

Aparcamos la moto y nos dirigimos hacia las rocas, dónde me entró la nostalgia y recordé el momento cuando tuvimos nuestra primera vez.

Se sentó e hice lo mismo.

-¿Qué traes en el bolso? ¿Condones?

Rodeé los ojos.

-No, más tarde te lo mostraré.

Entrecerró los ojos y se acercó a mi, acostándome debajo de él.

-Tengas o no, sabes que igual tengo ganas de hacerlo y follarte como la primera vez.

Me reí. -No me gusta usar el término follar contigo. Me parece sucio y nada serio.

-¿Cómo le quieres decir? ¿El frutifantástico?

-Serás idiota.

-Sólo cuando estoy contigo.

-Nosotros no follamos, hacemos el amor.

Sonrió.

-Bueno, me gustaría hacerte el amor tan fuerte y duro y que los demás piensen que sólo follamos.

-Siempre tan romántico.

Me besó con cierta desesperación. Su mano levantó mi sudadera hasta llegar a mi brasier y lo desabrochó fácilmente.

Apretó mi pezón mientras seguía jugando con mi lengua y cortó el beso, recorriendo mi mandíbula hasta llegar a mi oído. Mordió el lóbulo de mi oreja y siguió dándome mordiscos suaves hasta llegar a mis pechos y succionarlos.

Su otra mano se deslizó hacia mi clítoris haciendo círculos intensos, lo que provocó que me retuerza de placer.

Me di vuelta para quedar encima de él, los dos sentados, mientras él seguía jugando con la lengua y los dedos.

Me moví repetidas veces arriba suyo y noté el busto que crecía cada vez más.

Apreté su miembro y soltó un gemido entre mis senos.

Desabroché su cinturón y comencé a masturbarlo despacio, noté como la mano que estaba jugando con mi pecho bajó hacia mi cadera, apretándome con fuerza.

Empecé más rápido y soltaba gemidos que me volvían loca. Introdujo sus dedos en mi vagina y me empezó a masturbarme también.

Gemí su nombre y agarro mi cuello, sacando sus dedos y dejándome vacía. Levantó su cabeza, mi mano seguía en su miembro pero ahora sin moverse.

Ábralin [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora