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Patadas

El viento frío de marzo soplaba por las calles adoquinadas de Londres, anunciando la llegada de la primavera

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El viento frío de marzo soplaba por las calles adoquinadas de Londres, anunciando la llegada de la primavera. Max, con su barriguita que ya casi no es una barriguita porque crecía cada día más, se encontraba en su quinto mes de embarazo. Era una tarde que a pesar del frio el sol de la tarde teñía el cielo de tonos rosados y dorados mientras comenzaba a hundirse en el horizonte.

La casa estaba iluminada por la suave luz del gran candelabro adornado de velas, cuyas llamas parpadeaban y proyectaban sombras danzantes en las paredes. Max había decorado con detalle la sala de estar, colgando delicadas guirnaldas de estrellas y lunas por todo el espacio. La mesa estaba adornada con un mantel azul celeste y platos repletos de bocadillos y pastelitos, que parecían susurrar promesas de alegría futura.

Había preparado una pequeña reunión de emergencia con algunos amigos y los pocos familiares que pudieran asistir.

El sonido de la puerta principal abriendo hizo que Max se sobresaltara ligeramente. Con su corazón latiendo con emoción, se dirigió hacia la entrada, donde Checo estaba quitándose su abrigo y bufanda.

—¡Bienvenido a casa!— saludó Max con una sonrisa radiante, avanzando para abrazar a Checo con suavidad, haciendo que su panza creara una pequeña distancia.

Checo la envolvió en sus brazos con cariño, su rostro iluminado por una mezcla de sorpresa y deleite. —¡Vaya! ¿Tu hiciste todo esto? Se ve precioso cariño, pero recuerda no sobre esforzarte.—

Max rio suavemente, acariciando la mejilla de Checo. —Me alegra que te guste. Daniel vino temprano y me ayudo llegara más tarde con los demás, quería hacer algo especial porque te tengo una sorpresa. Estamos a la mitad del camino, y sentí que era la ocasión perfecta para un pequeño festejo en casa.—

Mientras los invitados comenzaban a llegar y la atmósfera se llenaba de risas y

conversaciones animadas, Max y Checo se mezclaron con sus amigos y familiares, compartiendo abrazos y sonrisas. El corazón de Max latía con fuerza, ansiosa por el momento en que podría revelar la noticia que todos estaban esperando.

Finalmente, cuando la casa estaba llena de risas y la felicidad era palpable en el aire, Max se puso de pie en el centro de la habitación, atrayendo la atención de todos los presentes.

—¡Amigos y familiares, les agradezco por estar aquí hoy!— dijo Max con emoción, su voz llenando la habitación. —Como saben, Checo y yo hemos estado esperando este momento con gran anticipación.—

Checo observaba a Max con los ojos brillantes, una sonrisa ansiosa curvando sus labios mientras esperaba que su esposo hablara.

Max tomó una pequeña caja envuelta en papel de seda negro y blanco, y la sostuvo en alto para que todos la vieran. —¡Y ahora, la espera ha terminado! ¡Es hora de revelar el sexo de nuestro precioso bebé!—

Un coro de aplausos y exclamaciones llenó la sala mientras todos esperaban con ansiedad, Checo miro con estupor a Max.

Habían decidido que seria una sorpresa el sexo del bebé, por eso en el ultimo control, la doctora les había dado un sobre sellado que contenía si seria niño o niña, sobre que entregaron a una persona de confianza para que prepara el regalo de revelación. Regalo que Checo pensó que no llegaría tan rápido.

Como primera opción estuvieron alguno de los chicos, pero los conocían, no guardarían el secreto y no querían que dañaran el momento, por lo que fue entregado a sus respectivas hermanas. Paola y Victoria estaban encantadas y les aseguraron que les darían un bonito presente.

Max abrió lentamente la caja, siendo él el primero en ver, sus ojos se llenaron de lagrimas mientras revelaba un conjunto de ropita de bebé cuidadosamente doblada en tonos suaves de azul. El público soltó un suspiro colectivo de asombro y emoción.

—¡Es un niño!— exclamó Checo, su voz resonando con felicidad mientras miraba a Max con amor. —Vamos a tener un niño.—

Max estaba sin palabras, su mirada fija en las diminutas prendas en la caja. Sus ojos estaban vidriosos mientras asimilaba la noticia. Luego, su rostro se iluminó con una sonrisa llena de alegría y gratitud. Se volvió hacia Checo y la abrazó con fuerza, sus brazos rodeando con ternura su figura embarazada.

—Nuestro hijo—, murmuró Max con una voz llena de emoción. —Checo, esto es increíble.—

Mientras los dos compartían el abrazo, Max sintió un cosquilleo suave en su vientre. Una sensación nueva y emocionante que la dejó sin aliento. —Checo, ven aquí—, susurró Max, tomando la mano de Checo y colocándola con ternura sobre su barriguita.

Checo siguió suavemente la indicación de Max, su palma cálida descansando sobre la piel suave y abultada. En ese momento, sintió un suave golpecito, como un latido suave y juguetón bajo sus dedos.

—¡Max, lo siento! ¡Siento algo!— exclamó Checo, su voz llena de emoción mientras miraba a Max con asombro.

Max sonrió con lágrimas de felicidad en sus ojos. —Nuestro pequeño está saludándonos, Checo. Está haciendo sentirse. Puedes sentirlo, ¿verdad?—

Checo asintió conmovido, su rostro iluminado por una mezcla de asombro y alegría. —Sí, Max, puedo sentirlo. Es asombroso.—

Max sonrió y se acomodó en el sofá, invitando a Checo a unirse a el. Con su mano sobre su vientre, Max cerró los ojos y se conectó con el suave movimiento dentro de el. Luego, suavemente, tomó la mano de Checo y la colocó en el lugar donde podía sentirse más claramente.

—Checo, espera un momento—, murmuró Max, con un brillo de emoción en sus ojos.

Y lo volvieron a sentir, que mejor manera de cerrar el día.

Perdón por la demora, hoy se suben todos los capítulos hasta quedar al día, y las actualizaciones vuelven diarias con normalidad.

Sweet August. [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora