5

1.6K 147 1
                                    

Dudas/Miedos

Max se encontraba en su habitación, mirando por la ventana mientras los rayos del sol se filtraban entre las cortinas. Se acarició suavemente el vientre, donde su bebé estaba creciendo, tenía 4 meses y medio, y aunque la noticia de ser padre lo llenaba de alegría, también lo inundaba con inseguridades sobre cómo sería en ese papel.

La figura de su propio padre, Jos, no había sido el mejor ejemplo de paternidad. Las memorias de una infancia difícil y un padre ausente en momentos importantes aún lo afectaban en ciertos momentos. Toda la violencia que vio mientras crecía le daba pavor, Max temía repetir los mismos errores y herir a su propio hijo de la misma manera.

Checo ingreso en la habitación y notó la mirada pensativa de Max. Se sentó a su lado en la cama y tomó su mano.

—¿Qué te preocupa, amor?— preguntó Checo con suavidad.

Max suspiró y miró a Checo con ojos llenos de preocupación. —Estoy nervioso, Checo. Ser padre me asusta. No quiero cometer los mismos errores que mi propio padre cometió conmigo—.

Checo acarició la mejilla de Max con ternura. —No deberías preocuparte por eso, Max. Pero recuerda que tú no eres tu padre. Tienes el poder de crear tu propio camino como, y sé que lo harás de una manera maravillosa—.

—Es solo que... papá no es el mejor ejemplo y a pesar de que cambio fue demasiado tarde, y siento que no sé qué hacer—, admitió Max con honestidad.

Checo le sonrió con dulzura. —Ninguno de nosotros nace sabiendo cómo ser padre. Todo es nuevo para ti y para mi, ¿no crees que yo también no tengo ese miedo? Pero estoy seguro de que aprenderemos a medida que se avance. Estaremos juntos en esto y nos apoyaremos mutuamente—.

Max asintió, sintiéndose reconfortado por las palabras de Checo. —Gracias por estar aquí para mí, por ser mi apoyo incondicional—.

—Siempre estaré aquí para ti, para nuestro hijo y para nuestra familia—, aseguró Checo, abrazando a Max con cariño.

Pasaron unos días, Max y Checo se prepararon para la llegada del bebé. Victoria le había pasado un montón de contactos y sitios a los cuales puedan asistir para clases prenatales cerca de donde vivan y leyeron libros sobre la crianza de los hijos. Sobre todo Max estaba decidido a ser el mejor padre que pudiera ser y a no repetir los errores del pasado y el hecho de que realmente no tuviera nada que hacer lo ayudaba.

Un día, mientras caminaban juntos por el parque, Max volvió a expresar sus inseguridades a Checo. —¿Y si no soy lo suficientemente bueno como padre? ¿Y si no sé cómo manejar las cosas cuando llegue nuestro hijo?—

Checo se detuvo y miró a Max con seriedad. —Max, quiero que sepas que te amo con todo mi corazón. Y no quiero ridiculizar y hacer sentir menos tus sentimiento, pero res una persona increíble y estoy seguro de que serás un padre maravilloso, se que no es lo mismo, pero mientras tus sobrinos crecían fuiste una increíble persona con ellos y te adoran. Todos cometemos errores, pero lo importante es aprender de ellos y crecer. Lo que importa es que estemos juntos en esto y que nuestro hijo sepa cuánto lo amamos—.

Max se sintió emocionado por las palabras de Checo. Lo abrazó con fuerza y le susurró al oído: —Gracias por creer en mí, incluso cuando dudo de mí mismo—.

Checo acarició la espalda de Max y le dio un beso en la frente. —Estaré siempre aquí para apoyarte, Max. Juntos enfrentaremos cualquier desafío que la paternidad nos presente—.

A medida que el embarazo de Max avanzaba, las inseguridades se mezclaban con la emoción. Los dos compartieron momentos especiales, como armar la cuna del bebé y elegir el nombre juntos. La casa se llenó de preparativos para recibir al nuevo miembro de la familia.

Una noche, mientras se preparaban para dormir, Checo se encontraba con la mirada perdida, cuando Max se acercó y le dio un suave beso en la mejilla.

—¿Estás bien, cariño?— preguntó Max, preocupado por la expresión de Checo.

Checo suspiró y miró a Max con cierta tristeza en los ojos. —Es solo que... a veces me siento abrumado, Max. Sé me muestro bastante fuerte y siempre te digo que todo estará bien, pero a veces los pensamientos me sobrepasan— .

Max se sentó a su lado y tomó su mano. —¿A qué te refieres, Checo? Eres una persona increíble y siempre estas para los corredores más jóvenes ayudándoles, dándoles concejos, y guiándolos —.

Checo asintió, pero su mirada seguía llena de dudas. —Es solo que... ya sabes, desde que empecé a correr siempre fui el segundo, a pesar de que me ayudaste con mi campeonato, si no hubiera sido por ti no lo hubiera logrado, todo lo que dice la gente en redes sociales y son pensamientos tontos pero solo quiero que el bebé se sienta orgulloso de los dos—.

Max acarició la mano de Checo con ternura. —Entiendo pero utilizare tus palabras, son pensamientos tontos, eres la mejor persona que pude conocer y cualquiera que lo haga pensaría lo mismo que yo, estamos en esto juntos, y ambos aprenderemos a ser padres de la mejor manera posible. Además, tenemos a los tontos nuestros amigos y familiares que nos apoyarán en este camino—.

Checo asintió nuevamente, sintiéndose reconfortado por las palabras de Max. —Tienes razón. No estamos solos en esto. Pero aún así, me asusta no saber cómo hacerlo bien—.

—Todos cometemos errores, Checo.— dijo Max. —Lo importante es estar ahí para nuestro hijo, amarlo incondicionalmente y estar presentes en su vida—.

Checo miró a Max con gratitud en los ojos. —Gracias por entenderme y por apoyarme. Te amo—.

—También te amo, Checo. Y sé que juntos seremos una familia increíble—, respondió Max, dándole un tierno beso en los labios.

El beso se prolongó, Max y Checo se miraron a los ojos y supieron que no había manera de que no se equivocaran en un futuro pero se tenían el uno al otro.

Con miradas cargadas de deseo, sus labios se encontraron en un delicado beso, lleno de ternura y pasión. Checo acarició suavemente el vientre abultado de Max antes de retirar la mano rápidamente ya había recibido un regaño de Max la ultima vez que intimidaron porque no quería que su bebé supiera que sus papis se estaban dando amor.

Sus respiraciones se entrelazaron mientras se despojaban lentamente de sus ropas, dejando al descubierto sus pieles. Cada contacto era cuidadoso, como si estuvieran tratando un tesoro precioso, conscientes de la fragilidad del cuerpo de Max.

El deseo crecía en ellos mientras se entregaban el uno al otro, cuando Max le dijo a Checo lo de sus hormonas pensaba que era broma, pero si cuando empezó a salir con él y su apetito sexual estaba bastante alto ahora lo era más.

Con paciencia y ternura, guiados por la confianza mutua, se llevaron al límite del éxtasis, creando un fuego interno que los envolvía.

Después de un tiempo, envueltos en sus brazos, sus cuerpos se calmaron y regresaron a la serenidad. Con miradas llenas de amor y complicidad.

Esa noche, en la oscuridad de su habitación, Max y Checo se entregaron al amor y la pasión que compartían. Se amaron con la certeza de que, sin importar lo que les deparara el futuro, siempre estarían unidos por el amor y la amistad verdadera.

Con el nacimiento de su hijo a solo unos meses de distancia, Max y Checo sabían que su vida estaba a punto de cambiar para siempre y se tenían el uno a otro para eso.





Perdón si ven un error, estoy terminando de corregir esto a las 3 am, así que mas tarde con una buena bebida energizante corregiré esto y agregare la imagen del capitulo.

Que tengan buen día.

Sweet August. [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora