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Cojin de lactancia/ Nuevas comidas

Con Emilian alcanzando los 7 meses, Max y Checo se encontraron con algo difícil y era que su hijo estaba creciendo rápidamente, lo que había traído consigo algunos ajustes en su rutina diaria

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Con Emilian alcanzando los 7 meses, Max y Checo se encontraron con algo difícil y era que su hijo estaba creciendo rápidamente, lo que había traído consigo algunos ajustes en su rutina diaria.

Una de las primeras adaptaciones que Max y Sergio realizaron fue incorporar un cojín de lactancia para facilitar la alimentación de Emilian. A medida que el pequeño crecía y se volvía más pesado, amamantarlo se volvía un poco más complicado. El cojín proporcionaba un apoyo que Max necesitaba para asegurarse de que Emilian estuviera cómodo y bien alimentado durante cada toma. No era mentira de que los genes Verstappen eran fuertes y Emilian era un bebé grande.

Max había investigado y elegido cuidadosamente el cojín, buscando uno que ofreciera la combinación perfecta de comodidad y soporte. Cuando llegó el momento de probarlo, se sintió aliviado al descubrir que el cojín cumplía con todas sus expectativas y más.

—Creo que este cojín se convertirá en mi mejor amigo, amor lo siento, pero te reemplazaron. Me siento más seguro de poder sostenerlo correctamente ahora —comentó Max, mientras ajustaba la posición de Emilian durante la alimentación.

El cojín envolvía suavemente el cuerpo de Emilian, elevándolo ligeramente para que estuviera a la altura perfecta en su pecho. Max notó cómo su espalda y sus brazos se relajaban, sintiendo un alivio inmediato en la tensión que había experimentado anteriormente al sostener a Emilian durante períodos prolongados.

Sergio observaba con atención, se alegraba de que Max descansara un poco.

—Sí, definitivamente parece más cómodo para ambos. Es increíble cómo Emilian está creciendo tan rápido.

Max asintió, agradecido por haber encontrado una solución que facilitara la alimentación de Emilian y fortaleciera su vínculo con su hijo.

—Estoy muy contento de haber decidido probar el cojín. Creo que hará que estas sesiones de alimentación sean mucho más placenteras para todos nosotros.

A partir de ese momento, el cojín de lactancia se convirtió en una parte indispensable de la rutina de alimentación de Emilian. Max y Sergio lo usaban durante cada toma, disfrutando de la comodidad que proporcionaba y de la oportunidad de compartir momentos especiales con su hijo mientras lo alimentaban.

Pero con la llegada del cojín también habían incluido a la dieta de Emilian fue la comida.

Estaban probando con la pures y todo preparado por ellos, nada de enlatados con conservantes o sales, Max se levantaba bien temprano y preparaba los pures del día de Emilian, por el momento solo le estaban dando verduras y las frutas serian de últimos, no querían que su hijo les cogiera odio a estos alimentos.

La primera vez que Emilian probó alimentos sólidos fue todo un evento en la casa de la familia Verstappen-Pérez.

Max y Sergio lo sentaron en su trona, rodeado de cucharitas y platitos llenos de pure. La emoción estaba en el aire mientras observaban a Emilian, con sus grandes ojos curiosos, que balbuceaba contento de ver a sus dos personas favoritas al frente suyo.

Max tomó una cucharadita de puré de calabaza y se la ofreció a Emilian con una sonrisa alentadora.

—¿Qué dices, Emilian? ¿Te gusta la calabaza no? Antier te comiste un platito completo —preguntó con ternura.

Emilian miró la cucharadita con fascinación antes de abrir la boca y aceptarla con entusiasmo. Un pequeño rastro de puré quedó en su mejilla mientras degustaba el nuevo sabor, y un destello de satisfacción iluminó su rostro. Max y Sergio intercambiaron miradas de alegría y alivio, habían días donde Emilian solo quería lechita de su papi, pero otros días (como ese) que aceptaba con entusiasmo todo.

A medida que los días y las semanas pasaban, Max y Sergio continuaron introduciendo nuevos alimentos en la dieta de Emilian, siguiendo las recomendaciones de su pediatra y observando de cerca las reacciones de su hijo a cada nuevo sabor y textura. Descubrieron que Emilian tenía una preferencia por los purés de frutas dulces y las verduras suaves, pero estaban decididos a seguir ofreciéndole una variedad de opciones para ampliar su paladar y promover una alimentación saludable.

—¡Mira cómo le encanta la zanahoria, Max! Creo que tiene un buen gusto, al igual que su papá —exclamó Sergio, riendo.

Max sonrió, disfrutando de cada momento compartido con su hijo durante la comida.

—Es increíble ver cómo crece y se desarrolla. Estoy emocionado por todas las nuevas experiencias que tendremos juntos.

Sweet August. [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora