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Nauseas

El frío viento de diciembre se colaba por las ventanas de la residencia en Jalisco, mientras la niebla de la mañana empezaba a despejarse lentamente

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El frío viento de diciembre se colaba por las ventanas de la residencia en Jalisco, mientras la niebla de la mañana empezaba a despejarse lentamente. El sol apenas empezaba a asomarse cuando Max se despertó sintiéndose agotado. Trató de ignorar las náuseas que lo atacaban cada mañana desde que había descubierto el embarazo. Pero esa mañana, se sentían peores que nunca. Se aferró al borde de la cama, tratando de contener las arcadas mientras luchaba por mantener la calma.

Aunque la noticia del embarazo se había esparcido rápidamente por el mundo de la Fórmula 1 debido a la notoriedad de Max y Checo, la pareja había decidido mantener la noticia en privado hasta que pasara el primer trimestre. Era una época de gran emoción y cambios en la vida de Max, pero también estaba pasando por la peor etapa del embarazo: las náuseas matutinas.

Las nauseas golpeaban a Max desde la madrugada hasta el amanecer, sin darle tregua. A pesar de que la adrenalina y la felicidad por el campeonato eran intensas, las náuseas eran una lucha constante que lo dejaba exhausto y desanimado. Sin embargo, Max era Max, alguien que no se rendía y era luchador en la pista y fuera de ella, y estaba decidido a sobrellevar esta etapa.

Casi un mes después de recibir la noticia de su embarazo, Max se encontraba en Abu Dabi, listo para enfrentar la última carrera de la temporada. El apoyo de Checo y sus amigos, Daniel, Carlos, Lewis y Charles, era algo que agradecía. Ellos estaban siempre a su lado, dispuestos a acompañarlo en cualquier momento, eran los más encantados con toda la noticia, sobre todo Lewis, que después de retirarse siempre se la pasaba los fines de semana por el paddock.

Checo, se despertó al instante y se sentó a su lado, preocupado. —¿Estás bien, cariño?— preguntó con voz suave.

Max asintió con dificultad, incapaz de hablar en ese momento. Checo le acarició la espalda con suavidad, tratando de brindarle consuelo. Sabía que su esposo estaba pasando por la peor etapa del embarazo y deseaba poder aliviar su malestar.

—¿Necesitas algo de tomar? Tal vez ese té de jengibre que recomendó Victoria, quizás te ayude con las náuseas—, sugirió Checo.

Max asintió nuevamente y se puso de pie con precaución. Caminaron hacia la cocina, donde Checo preparó un poco de tostada con mermelada y una taza de té de jengibre para aliviar las náuseas. Max tomó pequeños bocados, tratando de calmar su estómago revuelto.

Y aunque si se habían calmado un poco todavía sentía ese malestar. Por lo que decidió recostarse un rato en la sala de estar.

Unas horas después escucho ruido llegando del segundo piso de la gran casa.

Sus amigos habían llegado a la residencia para pasar un tiempo juntos antes de que tuvieran que volver a sus actividades normales. Todos ellos estaban emocionados por la próxima llegada del bebé. El seria el Rey del Paddock.

El primero que apareció a la vista de Max fue Daniel quien ya sabia como se ponía cuando se sentía mal. —¿Te sientes mejor, Max?— preguntó con preocupación.

Max asintió débilmente. —Un poco, gracias a Checo—, respondió con gratitud.

Carlos sonrió. —Esta bien, si necesitas algo avisas, Lewis, Checo y yo saldremos a trotar un rato pero los otros se quedan, si necesitas algo, lo pides—, dijo.

Lewis asintió en acuerdo. —Y si necesitas descansar, solo dilo. No queremos que te esfuerces demasiado—, agregó.

Max les agradeció y se apoyo en Oscar quien se sentó al lado de él. Ya no tenia esa cara de niño que hace unos años atrás cuando empezó a correr en la primera categoría, aunque seguía siendo igual de pequeño de estatura.

Aun recuerda que cuando Checo se retiro justo después de ganar el campeonato de pilotos en 2025 e hicieron una reunión para discutir quien seria el nuevo piloto de Redbull para la próxima temporada.

El sinceramente pensó que seria Yuki e incluso Lando, pero cuando Oscar fue presentado Max con esa vena competitiva y envidiosa que cargaba consigo pensó que era un reemplazo para él, tuvo muchos problemas por eso, pero Christian y Checo lo ayudaron con esos pensamientos y lo entendió, cuando esa temporada 2026 todos los podios tuvieron una cosa en común, Max y Oscar el p1 y p2.

Ahora lo consideraba un amigo, y en el paron de verano y a finales de temporada siempre pasaba mínimo una semana con el y Checo, ya sea en Mexico o en Mónaco, donde tenían una de sus casas.

Volviendo al presente, las manos de Oscar pasaban suavemente por su cabeza, haciendo un suave masaje. A pesar de las náuseas persistentes, Max intentó mantener el ánimo alto y disfrutar de la compañía de sus amigos.

Al medio día, después de que todos estuvieran otra vez en la casa decidieron hacer un asado. Max seguía recostado en el sofá mientras Checo y los demás preparaban todo. Los aromas de la cocina amenazaban con desencadenar las náuseas nuevamente, pero Max se mantuvo firme, tratando de concentrarse en que no podía dañar el momento.

Durante las siguientes dos semanas, Max trató de sobrellevar las náuseas matutinas mientras disfrutaba de su tiempo en Jalisco. Checo y sus amigos estuvieron siempre a su lado, asegurándose de que se cuidara y descansara cuando lo necesitaba.

Las mañanas eran particularmente difíciles para Max, pero sabía que tenía una gran red de apoyo a su alrededor. Checo siempre estaba dispuesto a prepararle un desayuno ligero y nutritivo, mientras que los demás se aseguraban de mantenerlo animado y distraído pero sin dejarlo agitar demasiado.

—Vamos a dar un paseo por el centro—, sugirió Lewis una tarde. —El aire fresco te hará bien, Max—.

Max asintió, agradecido por la idea. El paseo resultó ser una distracción maravillosa, y aunque las náuseas seguían ahí no fueron tan malas para hacerlo detener a cada rato para tomar aire, porque aparte de las nauseas se mareaba con una facilidad.

Durante las noches, Max encontraba consuelo en los brazos de Checo. Agradecía poder compartir el resto de su vida con ese hombre su amor incondicional lo hacían sentir seguro y amado. Checo siempre le susurraba palabras de aliento y le recordaba que todo estaría bien.

—Estoy tan emocionado por todo esto, Max—, le dijo Checo una noche mientras se acurrucaban en la cama. —Pasaremos de estar pendientes si pudimos hacer la vuelta rápida y pelear con los ingenieros, a pelear por quien cambiara pañales.—

Max se rio y acarició suavemente su vientre. —Los pañales los cambiaras tu Checo, yo lo cargare 9 meses y dios no puedo esperar para conocer a nuestro bebé—, respondió con emoción en su voz.





Corto, pero preciso para este prompt no tuve mucha imaginación. 

Nos leemos mañana.

Sweet August. [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora