19

601 91 2
                                    

Primeros pasos

Max y Checo habían estado esperando este momento desde el nacimiento de su hijo Emilian

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Max y Checo habían estado esperando este momento desde el nacimiento de su hijo Emilian.

La vida como padres había sido un desafío lleno de noches sin dormir, biberones, y pañales, pero también estaba llena de momentos de pura alegría y amor incondicional. Emilian, con sus grandes ojos y su sonrisa traviesa, había traído una nueva luz a sus vidas. Max que durante un tiempo se sintió perdido en las carreras, había encontrado una nueva dirección en su vida.

Ser padre parecía ser algo que necesitaba.

Era una tarde tranquila en su hogar en Mónaco. Se habían mudado temporalmente al que fue su apartamento de soltero. El clima frío de Inglaterra los tenía un poco mal, así que habían decidido cambiar de aires por un tiempo, aprovechando que Emilian estaba pequeño y no necesitaban moverse con tantas cosas.

Max estaba sentado en el suelo de la sala de estar, jugando con Emilian, mientras Checo los observaba desde el sofá, su expresión llena de ternura. El pequeño Emilian, que ya estaba a pocos días de cumplir un año, estaba lleno de energía y curiosidad, y soltaba una que otra palabra, aunque sus favoritas fueran abua, Pa, baba y Bull.

Max levantó la vista hacia Checo y sonrió. —Creo que está listo, Checo. Ha estado intentando ponerse de pie todo el día.

Checo se inclinó hacia adelante, emocionado. —¿De verdad crees que hoy será el día?

Max asintió, sus ojos brillando. —Sí, lo siento. Vamos a ver si podemos animarlo un poco.

Max se levantó lentamente, tomando las manitas de Emilian y ayudándolo a ponerse de pie. El pequeño tambaleó un poco, pero Max lo sostuvo con firmeza. Emilian miró a su papá frunciendo su pequeño seño y dándole un aire divertido a su rostro.

—Vamos, Emi —dijo Max suavemente—. Tú puedes hacerlo.

Checo se deslizó del sofá y se arrodilló a unos pasos de ellos, extendiendo sus brazos. —Ven con papá, Emilian. Aquí estoy.

Emiliano miró a Checo, sus ojos grandes y curiosos. Algo en la voz de su padre lo animó. Con una determinación que solo un hijo de Max Verstappen podia tener, Emilian dio un paso hacia adelante, tambaleándose un poco. Max lo soltó suavemente, listo para atraparlo si caía.

El pequeño Emilian dio un segundo paso, y luego un tercero, mientras una sonrisa enorme se extendía por su rostro. Checo, con lágrimas de orgullo en los ojos, lo animaba con cada paso.

—¡Eso es, amor! —exclamó Checo—. ¡Lo estás haciendo increíble!

Finalmente, después de unos pocos pasos más, Emilian llegó a los brazos de Checo, quien lo levantó y lo abrazó con fuerza. Max se unió al abrazo, riendo y llorando al mismo tiempo.

—¡Lo hiciste, Emilian! —dijo Max, besando la mejilla de su hijo—. ¡Estamos tan orgullosos de ti!

Checo miró a Max, sus ojos brillando de amor y gratitud. —Esto es increíble. No puedo creer que lo haya hecho.

Max asintió, su corazón lleno de felicidad. —Es nuestro pequeño niño inteligente.

Esa noche, después de que Emilian se quedó dormido, Max y Checo se sentaron juntos en el sofá, r. Sabían que habrían muchos más hitos por venir, pero el recuerdo de los primeros pasos de Emilian sería uno que atesorarían para siempre.

—Hoy fue perfecto —dijo Checo, tomando la mano de Max.

—Sí, lo fue —respondió Max, apoyando su cabeza en el hombro de Checo—. Y estoy agradecido de que lo compartamos juntos.

Sweet August. [CHESTAPPEN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora