Capitulo 1| Rencor

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"Jamás pretendas ser lo que no eres."
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El vacío estaba desolado, la negrura era fría y espesa, tanto que no parecía haber vida aquí, no había nadie cerca, nadie podía verme sufrir, nadie podía ver lo que acechaba en las sombras en esta caja solitaria ni más allá. Solo, abandonado, completamente vulnerable. Me moví por ese plano como una mota de polvo, esquivando los escombros de nada y nada que había a la deriva. Tantas cajas, tantas mentes, tantas historias y vidas... Todas a mi merced. Inclinándome a una, roce mis dedos fantasmales ocasionando que se ondulará y se moviera como el agua en un rio, volví a rosar con el cuerpo y me adentré, perdiéndome en mi propia oscuridad.

Durante mucho tiempo fingir y mentir fue lo mío hasta que percibí que en un punto todos me veían por lo que no era y lo que era yo era ellos no lo pensaban.

En esa caja de obsidiana sentía que me fundía en el suelo de piedra, veía la lava cayendo a un costado como una cortina a millones de grados que me sofocaba y una pared negra, de roca volcánica completamente fría y oscura, con grietas moradas al otro al igual que otras dos que me daba la sensación de estar enjaulado, me preguntaba: «¿Valió la pena?». Si, valió cada maldito segundo pero ahora que estoy aquí, ahora que estoy en un punto entre la espada y la pared, me cuestiono si este era el lugar al que quería llegar.

Los mecanismos me regresaron a la realidad. Tomé el borde de mi máscara, rota de las orillas pero aún con esa sonrisa que muchos vieron como mi verdadera cara y la volví a su lugar; di un respiro largo y hondo, con el cuerpo ardiendo en cansancio y con las múltiples heridas que mi querido amigo opresor provocó. Me apoye en el único cofre que había para sentarme erguido, ya no podía sentir las piernas, me quede quieto cuando vi como la cortina de lava comenzaba a bajar y al otro lado divisé a la persona que menos me esperaba, Philza. No recordaba la última vez que nos topábamos cara a cara, no había cambiado, era el mismo viejo buitre de siempre, no me espere tampoco que a su lado viniera Tommy y Sam, debí imaginar que algo sucedería pero el cansancio era lo que me movía los músculos en ese momento, lo que me carcomía el centro hueco que había en mi pecho y lo llenaba de puro odio y rencor.

Cuando la plataforma llegó hasta la orilla de la jaula y ellos dieron un paso hacia adelante, me miraron, me analizaron bien, escudriñaron la máscara que llevaba puesta y dieron un respiro silencioso que me hacía darme cuenta que aún me tenían miedo y eso me hizo sentir satisfecho, orgulloso por más tosco y feo que suene.

—Dream. —gruñó Philza, sus ojos estaban fijos en mi, mirándome de arriba a abajo con una mirada llena de un rencor exquisito.

Me retorció la parte horrible y cruel de mi que descansaba muy en el fondo de mi ser.

—Philza. —sisee de vuelta con frialdad y dureza, con mera hostilidad para darles una señal de que no iba a ceder ni un poco.

Para mi mala suerte no funciono tanto como quisiera pero no quito el gusto de ver a Tommy estremecerse desde detrás de Sam, seguí sintiendo el mismo coraje frío que me quemaba la garganta cuando se me calmó la respiración que no sabía que tenía agitada. Phil dio otro paso hacia adelante, mis músculos se tensaron pero me obligué a relajarlos, lo único que él veía era mi otra cara, la cara sonriente y de porcelana que aún brillaba bajo la luz de la lava ardiente, eso me protegía. «Estoy salvo», pensé.

—Dream —inició con cautela, su voz llena de una calma monótona que contrarrestó la hostilidad de hace un momento, que me hizo sentir perdido en mi propia angustia—, es bueno verte. Te ves..., bien.

Mentira. Que malos son fingiendo.
Una mentira superficial que me hacía odiarlos mucho más de lo que ya lo hacía, odiaba que ellos quisieran que yo no me guardara la información ante ellos como las otras veces que Sapnap y George vinieron a lo mismo. A lo mismo.

Helpless but dangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora