Capitulo 5| Vacío

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La oscuridad era eterna, el principio y el fin, donde uno se formaba, se moldeaba y terminaba. Abrasadora y profunda pero vacía y distante. Aún lo recordaba. Una canción, lenta, aguda y áspera, después un murmullo, un click y estaba en el agua, un vacío sin horizonte, cielo o final, sin ninguna superficie sólida. Comencé a arañar, a remover las cuerdas, a aspirar agua... después, un silencio.

Estuve el resto del día encerrado en mi habitación. Phil no subió a verme y eso lo agradecía, me causaba mejor tranquilidad estar solo. Mire mi reflejo en el espejo del baño, mi figura escuálida y horrible era notoria, dificultosa de ignorar, no se lograba esconder ni con varias capas de ropa, al contrario, resaltaba más, mis rasgos afilados y angulosos, mis ojos verdes apagado y viejos, un viejo roído y podrido, mi cabello una vez dorado era ahora conversación oxidada, mi palidez enfermiza era mucho más asquerosa y todo eso junto era como funcionar las cosas de una obra mal hecha y sin sentido. Suspire con pesadez, me volví hacia la puerta y giré de la perrilla para ir a mi habitación.
Camine a pasos lentos y silenciosos pero me detuve para ver en la ventana del final del pasillo y me quede allí, quieto. Un momento de silencio..., luego ese silencio fue acompañado por los latidos de mi corazón que eran como un eco en mi pecho, mi respiración dispareja se unió después, clave mis uñas en la madera oscura, el ardor en la garganta y luego en los ojos...

No podría soportar volver a ese lugar.

—Dream —llamó una voz detrás de mí con suavidad y arrepentimiento. Hice un esfuerzo por recomponerme—. Lamento lo de hace unos momentos. Yo no... no era yo. No se que pasó.

No necesitaba sus disculpas, no ahora ni nunca. No después de lo que vi en su mente, se sentía como una violación hacia él, hacia mi. Hacia todos.

—Ahora no —brame con una voz solemne mientras intentaba calmar mi corazón agitado. Mi cuerpo tenso era totalmente doloroso. «Vete, vete, vete»—. No me interesa oírte —mi voz me traicionó y se afiló al terminar.

Escuche los pasos delicados de Phil detrás de mi. Con el coraje ardiendo en mi pecho como una flama ardiente, me volví hacia él y clavé mis ojos en los suyos. Él entendió el mensaje y retrocedió.

—Lo entiendo.

Y después, se dio media vuelta y habló:

—Lamentó mucho lo que hice, la cena está lista...

Bajo las escaleras, no miro hacia atrás, esperé... uno, dos, tres... Me moví hacia la puerta de mi habitación, la abrí de un tirón y con la fuerza suficiente que aún tenía la cerré de un golpe que hizo rechinar la madera y desempolvo las paredes de la casa. Cuatro, cinco, seis... Llegué a la cama, me senté y me tumbé ahí mismo. Siete, ocho, nueve... Removí las sábanas y me acurruqué en ellas. Diez, finalmente, repose en la pelusa afelpada, mis ojos se cerraron y concentre mi respiración dispareja.

Once, doce, trece... La oscuridad mental era plena, gélida e indiferente, tal como recordaba. Camine en ese mundo, no tenía cuerpo, no sentía nada a mi al rededor, solo estábamos mi alma y la completa noche vacía. Me moví entre una esquina a otra de esa caja, tentando. No se veía, solo estaba allí presente. Toque una pared invisible y se iluminó bajo la mano fantasmal, cruce y finalmente, salí de mi propia mente. Aún rodeado de oscuridad y más oscuridad, comencé a buscar, recorría ese camino que era conocido y a la vez no. Bastante tiempo había pasado desde que estuve aquí, desde que me animé a volver a donde todos proveníamos y volvíamos después. Pare en seco, levitando todavía sobre el plano, toque una caja invisible, no era mía, era ajena, una mente y cuerpo a parte. Se iluminó de blanco bajo mi toque, luz que el vació total se tragaba por completo. Hubo un momento de espera antes de que atravesara esa mente vulnerable y me metiera dentro de ella. Catorce, quince, dieciséis... El tiempo corría, pare en el medio de la mente de esta persona y me senté en el centro, respire, al menos se podría decir eso, y comencé a hurgar en ella.

Lo veía, veía la mesa de abajo con galletas, tartas y menjurjes en todos lados. Veía el mundo a través de los ojos de Phil, pero había un problema... Lo sentía también, cada parte de él lo sentía en su totalidad, su respiración, sus estremecimientos y sobre todo, sus emociones. Estaba triste, él estaba triste, arrepentido y confundido. Salí de esa visión para regresar al la oscuridad de esa caja invisible, vi sus recuerdos, cuchicheé sus memorias sin vergüenza. Diecisiete, dieciocho, diecinueve... Salí de su mente, crucé el plano oscuro y regresé a mi mismo.

Veinte... Abrí los ojos, sudando, estaba sudando pero me encontraba increíblemente tranquilo. Me senté en la orilla de la cama, meneé la cabeza y abrí la puerta de mi habitación con aún más calma, mi rostro estaba inexpresivo debajo de la máscara. Baje las escaleras con lentitud, pase el marco de la puerta para llegar a la cocina y divise a Philza, a los menjurjes y galletas, me miró sorprendido y levemente aliviado. No dije nada cuando me senté en la cabecera de la mesa y él tampoco.

Ese día cenamos con silencio, pero ese silencio fue una disculpa..., y una petición. El inicio, el final, como la oscuridad que se meneaba y me jalaba hacia el interior de ese extraño dominio, mi dominio. Mi oscuridad.

No encontré nada de traición en él cuando busqué en su mente. Y lastimosamente él no sabía que se revolvía en mí con tanto entusiasmo, no sabía que iba a pasar ni lo que yo tenía planeado.

No tenía idea de lo que yo iba a desatar contra todos.

Helpless but dangerousDonde viven las historias. Descúbrelo ahora