Capitulo 10 "Pelea en la fiesta de té"

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«—Camila, despierta, vamos

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«—Camila, despierta, vamos.

¿Quién molesta a esta...? Un segundo, dijo Camila.—Saltó de la cama y se sorprendió al ver todo.

Al abrir los ojos lo primero que vio fue su antiguo cuarto. Debía compartir con mamá pero al menos cada una tenía su propia cama. La casa era solo un cuarto, una sala pequeña con la cocina al lado. Y el baño en el cuarto.

Ella temerosa abrió la puerta del cierto y al ver a su madre ahí todo para ella fue un bajo de emociones. Era tan perfecta. El sentimiento de tenerla frente a sus ojos y poder contemplarla fue único.

—Preparé arepa frita rellena de queso y mortadela.

Mamá.—Camila estaba atónita ante la hermosa sensación de ver después de tanto tiempo el rostro de su madre.

—Carajita, ¿Qué haces ahí parada? Apúrate o vas a llegar tarde a...

Camila la había abrazado por atrás. Sentir ese apego inigualable de una madre y su hija, te hace ver que la vida sin una mamá es tan gris y triste. Aquellos que darían la vida por ti son las personas que te han dado el cobijo de un amor familiar. Sentir esto hace que Camila desee vivir unos segundos o tal vez años, pegada a su madre.

Pero ya no es así, la realidad nos dice que debemos despegarnos de eso y despertar de esa realidad aunque no nos guste.

—Mamá.

Ella sonríe—Camila.»











Charlotte se levantó con el corazón acelerado y poco controlable. Sin poder evitarlo varias lágrimas comenzaron a asomarse por sus pupilas y al notar que caían en sus manos se sintió aún peor.

La pérdida de su madre fue lo más significativo y doloroso. En esa otra vida no tenía tíos o abuelos, ni siquiera un primo. Ambas estaban solas, sin nadie en quien apoyarse. Sabían que solo podían contar la una con la otra. Pero al final, fue obvio que para la madre de Camila el sueño de su hija fue mucho más valioso que su propia salud y eso la perjudicó.



—Charlotte debes estar lista para...—Al notar las lágrimas en los ojos de Charlotte Cecilia tomó su rostro en sus manos—¿Estás bien? Tus ojos están llenos de lágrimas.

—Solo... —No, no podía decirle que estaba llorando por su madre de la otra vida, Lottie sabía eso. —tuve una pesadilla.

Cecilia suspiró y la acercó a su pecho.

—Si eso pasa puedes venir a mi habitación.

Charlotte se sorprendió ante eso.—Pero siempre que llegabas de una reunión decias que no te molestara.

En esta vida, seré una buena hija, Mamá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora