Alexa e Ivan Noiret se enfrentan a otro año en el internado laguna negra, pero este es diferente; un romance perdido, otro encontrado y muchos misterios por resolver.
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El internado x oc fem
Marcos novoa x oc fem.
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SUBO LAS ESCALERAS Y respiro para intentar calmarme, toco a la puerta de María esperando a que me abra.
— Hola — saludo cuando me abre, parece confundida de verme aquí. — Que... Perdón por lo de antes, te he hablado muy mal y he pagado mi enfado contigo cuando sólo querías ayudar. Lo siento.
— Te perdono. Candela espera. — Me llama cuando estoy a punto de irme. — ¿Vas a declarar?
— Ya te lo dije, antes muerta. — Hago una pausa antes de seguir hablando. — Una última cosa. ¿Por que te importa tanto?
Se queda callada un momento, como si estuviese pensando decirme algo.
— Vi como el otro día vuestro padre os pegaba. — Ahora la que se queda callada soy yo. — Y no se porque me he preocupado, pero nadie merece un padre así.
Le sonrío con pena antes de salir por la puerta.
Camino hacia la habitación de los chicos. ¿Y si testificase a su favor? Al fin y al cabo es nuestro padre, y cuando digo que voy contra el estoy muy segura, pero delante de un juez que se que si lo hago estará en la cárcel... Lo dice todo el mundo y lo digo yo, nadie merece un padre así, pero al final siempre será mi padre, quiera o no.
Mis pensamientos se ven interrumpidos cuando chocó con un cuerpo fornido. Levantó la mirada del suelo, encontrándome a Hugo.
— Van a ser así todos nuestros encuentros? — Me pregunta con una ceja alzada y una sonrisa.
— No me molestaría si así me encuentro contigo. — Al instante me arrepiento, lo he dicho sin pensar. Gracias a dios el se ríe con un leve sonrojo, que me parece muy mono.
— ¿En que pensabas? — me pregunta y yo salgo de mi burbuja de felicidad, acordándome de mi padre, que por un instante hugo me había hecho olvidar.
— En nada. — Le miento, me mira no muy seguro pero no dice nada. — Iba a la habitación de los chicos.
— Te acompaño.
Pasa un brazo por mis hombros con toda la confianza del mundo, y no me molesta.
— Por eso Hector es el mejor profesor. — Termino de decir, estábamos en un debate, el defendía a Pedro y yo a Hector, pero está claro quien ha ganado. Suelta una risa y no puedo evitar reírme también. Veo a Marcos mirándonos cuando nos paramos en la puerta y mi risa cesa.
