2 el ''caballero que salva a la damisela''

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La noche era fría como de costumbre, Dee por fin había terminado de comer y el programa que había visto anteriormente lo dejo algo perturbado pero esto no le quito el que fuera interesante.
Miró el reloj que reposaba en la pared arriba del dintel de la puerta, efectivamente y como ya lo sospechaba era malditamente tarde y sus padres pronto llegarían, así que apago la tv, recogió el plato en el que comió no hace mucho, se dirigió a la cocina, limpio el recipiente y lo posiciono en su lugar correspondiente. Después de esto subió al segundo piso hacia su habitación, y justo entrando pudo escuchar una perturbación en el silencio casi absoluto de la noche, justo a tiempo. Sus padres y su hermano llegaron de la larga presentación en condecoración al fallecido rector de la institución. Él solo apresuro un poco el paso y con un sigilo comparado al de un felino se recostó en su cama para que no se dieran cuenta de que aún no se había dormido. El crimen perfecto según él, bueno... casi perfecto ya que se olvidó del pequeño detalle de su ropa.
No se había cambiado, pero a lo menos ya no contaba con maquillaje en su rostro, no le dio mucha importancia a esto, dorm i ir con la vestimenta que portaba tal vez no sería lo más cómodo del mundo, pero eso no evitaría que callera en los fornidos brazos de Morfeo.

Tras unos minutos de fingir estar dormido casi lo lograba, pero escucho un casi inaudible sonido en la Habitación vecina. Lo más obvio seria que esta persona fuera Heavy quien entraba en su recamara para cambiarse de ropa, tal vez bañarse y en dado caso de que en la obra de teatro que interpretaría lo tuviesen que maquillar pues desmaquillarse. Eso pensó pero los pasos de la persona en la otra alcoba se aproximaban a la suya, y sin tocar la puerta un pequeño chico de rojizos cabellos allanaba la habitación de su hermano mayor, con un mal intento de ocultar sus pasos poniéndose de puntitas, pero el sonido de las tablas de madera crujiendo lo delataban.

- Hey Dee, no creas que no me he dado cuenta que estas despierto, mejor cámbiate esa ridícula ropa por algo más cómodo, no le diré a mamá y papá, lo prometo. - dijo en forma de susurro el menor para que sus padres no se dieran cuenta y no regañaran a su hermano mayor.

- ¿Ropa ridícula la mía? ¿si quiera has visto el cómo estas vestido enano? - le respondió Dee al mirar a Heavy y ver que aun llevaba puesto el disfraz de la obra de teatro - por cierto ¿Qué papel interpretaste? el de damisela en apuros o ¿por qué tu ropa es tan femenina?

Termino de decir Dee ya que el menor portaba un traje que acentuaba sus delicados rasgos los cuales usualmente eran ocultos por busos y pantalones anchos.

Heavy se ruborizó ante la mención de esto sintiendo herida su "masculinidad" y haciendo un puchero inconsciente.

- !Claro que no¡ yo era el caballero que salvaba a la damisela. - heavy infló sus cachetes ya rojos por la vergüenza haciéndolo lucir como un niño pequeño, simplemente adorable.

- Jajaja ojalá pudieras verte ahora, estas rojo como tomate - hablo Dee sentándose por fín en la cama y revolviendo los cabellos del menor, estropeando completamente el hermoso peinado que este tenía - bien enano me voy a cambiar lárgo - concluyo el más alto mientras se paraba y estiraba un poco. Realmente dormir con esa ropa hubiera sido jodidamente incómodo.

- Bien, pero ya deja de decirme enano, ricitos de oro... – Esto ultimo lo dijo en un susurro, quejándose algo enojado ante el apodo que a decir verdad no era nada nuevo entre estos dos problemáticos hermanos.

- como me llamaste minion?

- lo que oíste ri-si-tos-de-o-ro - le contesto haciendo énfasis en cada sílaba.

- sí como digas duende, creo que ya paso tu hora de dormir, más bien ve a cambiarte y mañana seguimos arreglando esto o mamá y papá nos podrían encontraran, así que largo, shu shu - concluyo con la pequeña discusión que habían empezado antes de que comenzaran a levantar la voz y sus padres los castigaran a ambos.

Dee saco a su pequeño hermano menor de la habitación con pequeños empujones cuidando de no hacerlo muy fuerte como para que el pelirrojo se callera, después de esto simplemente se desvistió y coloco su pijama de my little pony. Con suavidad abrió la puerta que separaba su habitación con la de Heavy y lo vio allí, recostado de forma descuidada en aquella pequeña cama individual, su hermanito. A pesar de que no lo demostrase, lo quería, y quien no lo haría, ya saben... amar a sus hermanos menores.

- Hasta mañana enano- susurro mientras lo acomodaba apropiadamente en la cama. Lo arropo con las cálidas Sábanas y deposito un cándido beso sobre su frente, se alejó con sigilo de allí y se adentró en su habitación donde su cama lo esperaba con las Sábanas desordenadas y las almohadas más suaves que nunca.

solo fue otro día más, otro insoportable día más, y mañana probablemente sería lo mismo, ¿pero que más podría hacer el aparte de aguantar ?

fin del capítulo 2

Cuerdas de violín Dee x HeavyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora