En una zona fría, en uno de los tantos pueblos que existían en Londres, se encontraba una noche reluciente, una con un cielo completamente estrellado y tranquilo, pero había un frío espeluznante que no permitía a la gente salir cómodamente, el aire estaba por todos lados y se comportaba de una forma nada agradable con las personas.
En un cementerio poco concurrido de aquel pueblo, se encontraba en la entrada un auto estacionado, era negro y llamaba la atención de cualquiera que lo viera, dentro del cementerio, en el fondo de este, en una de las grandes tumbas se encontraba un demonio sentado sirviéndose otra copa de vino. Era un vino que en sus mejores momentos los habría tomado con un ángel a su lado, pero ya habían pasado 5 años.
5 malditos años y aún mantenía en el fondo de su ser una diminuta esperanza de que todo cambiaría, por más que durante todo ese tiempo jamás hubiera regresado, era su 6ta botella del día y no podía sentirse peor que nunca, era una de esas noches en las que ni siquiera podía mirar al cielo y pensar en que las estrellas parecían simples rocas. Solo tenía aquella copa en sus manos, meneandola y mirándola fijamente con sus ojos amarillos, después de un buen tiempo ya no sabía ni que hacer con su existencia, ni en el cielo ni en el infierno tenía un bando.
Estaba solo.
Tomó de un solo trago su vino y arrojó la copa hacia otro lado, la cual se partió en varios pedazos - ¡A nadie le gusta tu sabor a uva de todas formas! - le reclamaba al vino mientras sacudía su cabeza, su voz de arrastraba por el hecho de estar ebrio y su siseo tampoco ayudaba - No entiendo, Beelzebub fue un líder supremo y-y así de fácil ¡Consiguió ser feliz eternamente! Y mírame a mí, después de 6000 años, en una tumba, ebrio y solo- echó un escupitajo al suelo y suspiró, tomó la botella y tomó directamente de ella mientras miraba hacia el cielo - ¿Por qué me sigo torturando con esto? - se preguntó a si mismo.
Pasaron unos minutos en un gran silencio, pensativo y con los ojos entre cerrandose, de pronto arrugó su nariz al sentir un aroma desagradable. Olía muy mal, se olió su ropa pensando que podría ser él, olió el vino, olió la tumba y definitivamente no podía ser un muerto, aunque apestaba como uno.
Comenzó a olfatear un poco más apesar de que le disgustaba, se tapó la nariz mirando hacia sus lados, al regresar la mirada notó que había alguien enfrente suyo - ¡Ay carajo! - se hizo hacia atrás viendo a una persona que tenía una apariencia muy infantil, su olor era asqueroso y soltó su botella para taparse más la nariz - Si sabes que apestas muy mal ¿verdad? - estaba seguro de que se le había quitado lo ebrio de haber olido todo eso.
- ¿No hueles mi presencia? - preguntó en tono serio, al oír su voz pudo asegurar que no era una niña o una adolescente lo que le hablaba, tenía una voz de adulta.
- Uff, claro que la huelo - dijo moviendo su mano para mover la peste - ¿Cómo conseguiste ese olor? -.
- Me metí a cada basurero que encontré mientras venía hacia aquí - su rostro era sencillamente inexpresivo, no podía saber si bromeaba o decía la verdad, Crowley la miró con asco y buscó sus lentes poniéndoselos enseguida - Solo hueles la peste ¿No? - volvió a preguntar, a lo que Crowley la miró confundido y asintió, esto hizo que pareciera como si se le quitara lo tenso al cuerpo de la chica.
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Good Omens 3 - Fanfic
FanfictionDespués de haberse separado repentinamente, Aziraphale y Crowley tienen que vivir los siguientes días de su larga eternidad, cosa que termina cambiando por un cariño puro. (No me conformo con el final de la 2da temporada así que crearé mi realidad a...