Soy Basura

Soy Basura Mini Historia 3

Nota del autor!
Empezaré con esta historia pequeña y corta, es una historia pararela de mi historia "a hidden empire" un poco más trágica, dejare la historia del "hilo joro" por un momento en pausa no soy buena escribiendo romances! TTnTT.

DESOLADO

El lugar era frío. Silencioso. Abandonado.

Un vacío tan profundo que parecía devorar incluso los pensamientos.

—Uff… ufff…

La respiración entrecortada rompía el silencio. Cale jadeaba con dificultad. Su cuerpo estaba encadenado, su voz apenas un susurro. El suelo bajo él estaba manchado con sangre seca… parte suya, parte ajena.

—Fuiste un niño muy malo…

La voz resonó desde la penumbra como el crujir de hielo quebrándose. Cale alzó la mirada, con los ojos enrojecidos por el odio y el cansancio. Frente a él, con una sonrisa torcida y los ojos llenos de falsa dulzura, White Star lo observaba como si fuera una simple criatura curiosa.

—No me mires así… —la sonrisa se ensanchó—. Al final, tú fuiste el que escapó. Qué decepción.

Se agachó, sujetando la barbilla de Cale con crueldad, obligándolo a alzar la cabeza. Cale gruñó, los ojos brillando como los de un depredador herido, afilados como los de una serpiente. No quedaba ni rastro del joven noble educado. Solo rabia contenida.

White Star soltó una carcajada.

—Jajaja… ¿Ves? Así es como me gusta verte.

—M-mi señor…

Un subordinado se acercó con nerviosismo, interrumpiendo la escena. White Star se irguió, molesto por la intromisión. El hombre se inclinó rápidamente, temblando.

—¿Qué… qué hacemos con las cosas que trajo consigo... ?

El prisionero alzó la cabeza. Sus labios se separaron apenas, el cuello oprimido por una cadena mágica que ardía con cada intento de hablar.

White Star se rió otra vez.

—Déjaselas… Después de todo, los padres deben darles a sus hijos algunos juguetes.

—Y… y-yo no… no pude escapar…

La voz de Cale fue apenas un murmullo. Sus pupilas temblaban, los ojos se llenaban de lágrimas que no caerían. No le quedaban fuerzas ni para llorar.

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El territorio Henituse había cambiado desde la desaparición del primogénito.

Años habían pasado. Años de silencio, de incertidumbre. Años de búsqueda incansable. El conde Deruth no abandonó ni un solo día la esperanza. Reforzó sus fuerzas, fortaleció sus murallas y se preparó para lo peor, sin dejar de buscar jamás a su hijo perdido.

Mientras tanto, en otro lugar…

Cale no sabía cuánto tiempo había pasado. Semanas, meses, años. Todo era una masa confusa de sangre, gritos y oscuridad. La rutina de los experimentos había moldeado su cuerpo, su mente… su alma.