Ciudad de sombras

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La ciudad brillaba bajo la calidez del sol que se filtraba entre los rascacielos, pero en los corazones de dos almas atormentadas, el brillo parecía oscurecido por las sombras del pasado. Eddie, un bombero de ojos cansados, miraba el resplandor de las llamas en el horizonte mientras lidiaba con un dolor que se negaba a desvanecerse. La pérdida de su esposa, Shannon, en un trágico accidente, lo había dejado con un vacío profundo que ni siquiera su valentía en la línea de fuego podía llenar.

Mientras tanto, en las calles empedradas de la zona más exclusiva de la ciudad, Brooke se sentía atrapada en una jaula dorada. Su vida estaba llena de lujos y comodidades, pero también de las cadenas del control implacable de su padre. Su corazón anhelaba la libertad, la oportunidad de explorar el mundo por sí misma, pero las expectativas de su linaje adinerado parecían pesar más que sus sueños personales.

Un encuentro casual en un parque cambiaría el rumbo de sus vidas de maneras inimaginables. Mientras Eddie lidiaba con sus demonios internos durante una caminata solitaria, sus ojos se encontraron con los de Brooke, quien también había buscado refugio en ese rincón de la ciudad. Fue un instante efímero, pero en ese momento, el universo parecía conspirar para que sus destinos se cruzaran.

Se miraron por unos segundos, y luego siguieron su camino.

Eddie se dirigió a la estacion de bomberos 118, tenia un turno asi que no tenia opción de no asistir.

Buck: (frunciendo el ceño) Llegas tarde.

Eddie: (levantando una ceja) ¿Acaso eres mi padre?

Buck: (soltando un suspiro) Al parecer no estás de humor.

Eddie: (rodando los ojos) Ignóralo. Voy a cambiarme.

Buck: (cruzando los brazos) No tienes por qué ponerte a la defensiva.

Eddie: (resoplando) No lo estoy. Solo... tu sarcasmo no ayuda.

Buck: (suspirando) Lo siento, Eddie. No debí decirte eso, se que sigues asi por lo de tu esposa shannon, lamento tu perdida.

Eddie: (suspirando también), Gracias, han sido días difíciles

Buck: (relajando su postura)

Eddie: (sonriendo ligeramente) Pero no te acostumbres. Sigues siendo un tonto.

Buck: (riendo) Y tú sigues siendo un cascarrabias.

Eddie: (burlón) Alguien tiene que mantener el equilibrio aquí.

Buck: (riendo entre dientes) Supongo que sí.

Eddie: (poniéndose de pie) Bueno, voy a cambiarme. Luego podemos hablar de por qué llegué tarde.

Buck: (asintiendo) Trato hecho. Y Eddie, en serio, siento lo de antes.

Eddie: (asintiendo también) No hay problema. Nos vemos en unos minutos.

Eddie no pensaba en su difunta esposa, el estaba pensando en la chica del parque, cada vez que la recordaba, su sonrisa aumentaba.

[Después de un rato, Eddie regresa con una sonrisa traviesa en su rostro.]

Eddie: (guiñando un ojo) ¿Estás listo para escuchar mi emocionante excusa?

Buck: (riendo) No puedo esperar a oír qué historia increíble has inventado esta vez.

Eddie: (riendo) Bueno, aquí va. Mientras me dirigía aquí, me encontré con un grupo de patos cruzando la calle. ¡Y tuve que detenerme para ser su cruzagrande!

Buck: (riendo a carcajadas) ¡No me digas que te convertiste en el guardián de los patos ahora!

Eddie:  ¡Exactamente! De alguna manera me nombraron su líder y tuve que asegurarme de que cruzaran sano y salvos.

Melodía de sueños imposiblesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora