²³

2.3K 180 3
                                    

Dilara

Tenía que calmarme, tenía que actuar normal como si lo que acabo de hacer nunca ocurrió.

Termine de lavarme las manos y me coloque el traje nuevo, a lo lejos puedo escuchar cómo me llaman para que vaya a hacer mi rutina en la barra.

Antes de salir de los vestidores tomo una bocanada de aire bien profunda, un poco más relajada corro hasta el lugar donde está la barra.

Coloco una sonrisa en mi rostro mientras alzó los brazos saludando al público.

Mis manos, pies, todo me tiembla, pero trato de controlarlo mientras hago la rutina sobre el aparato.

Hasta ahora la rutina va bien y no eh perdido el equilibrio ni una sola vez, pero a lo lejos puedo ver a Olivia con una sonrisa triunfante en su rostro logrando que todo lo anterior vuelva a mi mente.

Sacudo disimuladamente la cabeza ara olvidar aquello, tomo aire para hacer la última acrobacia.

Un giro sobre un pie, luego un salto con ambos pies cayendo perfectamente, y por último una voltereta todo iba bien hasta el momento del aterrizaje.

Mi pie cae chueco logrando que un dolor agudo invada desde el tobillo hasta la punta de mis dedos.

-Ahhh.- es lo único que sale de mis labios mientras caigo de la barra a la colchoneta.

Papá es el primero en correr en mi ayuda, sin importarle nada me carga con mamá detrás de nosotros.

El dolor era tan fuerte que termine desmayada en el asiento trasero del auto.

Poco a poco iba abriendo los ojos, pero la luz molesta del techo no me dejaba ver bien. Con esfuerzo y ayuda de mis brazos me siento en la cama.

Analizó el lugar y me doy cuenta de que estamos en el hospital, dirijo mi mirada a los pies de la cama donde veo mi pie enyesado.

Los recuerdos llegan a mi cabeza logrando que mi cabeza comience a doler, suelto un gemido de dolor.

-¿Cariño?- la voz de papá llega a mis oídos.

Me toma unos segundos recuperarme del dolor y cuando lo hago solo atino a aferrarme a papá.

No puedo más y lloro en sus brazos, el no hace preguntas y solo me abraza de vuelta dejando pequeñas caricias en mi cabeza.

El ruido de la puerta nos sobre salta a los dos, inmediatamente dejo de llorar para mirar a mamá junto a dos policías en la puerta de la habitación.

Papá inmediatamente voltea a verme, creo que puede imaginar lo que sucedió, pero aún así su rostro sigue mirándome con tristeza, no es decepción como en el rostro de mamá.

-¿Podemos hacerle algunas preguntas señorita Listing?- los dos policías se adentran a la habitación quedando de pie al final de la cama.

-Claro...-

-Estamos investigando el asesinato de Jack Parker, tenemos entendido que usted conocía a la víctima.-

-¿Jack murió?- ambos hombres tienen sus ojos puestos en mí, sé que saben y ellos saben que yo se que ellos saben.

-Fue encontrado en los vestidores con la cabeza rota, le golpearon la cabeza con los lockers hasta dejarlo sin vida. Y hay personas que afirman verla entrar al lugar con un traje muy distinto con el que salió.- fijo mi mirada en ambos hombres tratando de no mostrar signos de miedo.

-Mi traje estaba roto, fui y me lo cambie eso es todo.-

-¿Segura?- el más alto de los dos habla por primera vez y su voz me hace temblar.

-Si...-

-¿Entonces por qué los vídeos de seguridad muestran otra cosa?-

-¡Es suficiente!, ella es menor y no pueden interrogar la sin un abogado presente.- papá no me deja responder.

-Los abogados son necesarios solo cuando uno es culpable.-

Papá se levanta de su lugar dispuesto a golpear al oficial pero la llegada del doctor lo interrumpe.

-Ohh tenemos visitas.- ve a ambos policías para luego voltear a verme a mí. -Tu tobillo necesita reposó, al igual que tú. ¿Has tomado tu medicina?- ambos policías quedan confundidos ante la mención de medicamento.

-Si, todos los días como dijo.- fijo mi vista en mi tobillo enyesado.

-A vuelto a aparecer.-

No suena a preguntar, el doctor lo está afirmando. Él sabe que volvió a aparecer.

Veo al doctor acercarse a los policías y decirle un par de palabras que solo logro escuchar "enfermedad de doble personalidad", el doctor está contándoles sobre mi enfermedad para que me dejen en paz.

[...]

Habían pasado ya dos meses desde lo ocurrido en gimnasia y ahora estaba encerrada en un maldito hospital psiquiátrico.

Había habido un juicio por lo que hice, pero según el juez no podían meter a la cárcel a una menor de edad que además tenía una enfermedad mental.

Por primera vez está maldita cosa sirve de algo, aunque pensándolo bien hubiera preferido ir a la cárcel.

No hablaba con nadie, solo estaría tres meses aquí y ya falta uno.

Papá había tenido que irse de gira así que solo mamá y Mackenzie me visitaban, pero cada vez que mamá me visitaba eran peleas constantes sobre lo estúpida que fui al no saber controlar a mi otra yo.

-Te puedes callar.-

-¿Disculpa?- mamá me mira ofendida por mi arrebato de callarla.

-Me tienes harta, eres mi madre se supone que me tienes que apoyar y cuidar. Pero a cambio te tengo aquí regañándome por lo estúpida que fui. ¡Sorpresa!, no es algo que pueda controlar, no es como controlar la vejiga. No puedo decirle aguanta.-

Me queda mirando atónita, nunca en la vida le había gritado o respondido de mala manera, pero ya estaba harta.

Es su culpa que todo esto esté sucediendo, me dejó caer en la silla que está detrás de mí.

-Lo siento.- su disculpa suena sincera, pero aún así no puedo perdonar la, no aún.

-Un lo siento no hará que mi otra yo desaparezca o se controle, un lo siento no desaparecerá las pesadillas y un lo siento no arreglará nuestra relación.-

A lo lejos puedo ver a la enfermera llamándome para que me vaya a mi habitación. Sin decir una palabra me levanto para irme.

Pero antes me acerco a ella y dejo un beso en su mejilla, se sorprende por mi gesto, pero no dice nada.

Retomo mi camino a dónde la enfermera para finalmente irme lejos de ella, estoy segura de que si nuestra discusión seguía no hubiera sido capaz de detenerme de hacerle daño.

𝖠𝗆𝖻𝗋𝗈𝗌𝗂́𝖺 「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora