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Dilara

-Duele.- mis contracciones son cada vez más fuertes y frecuentes.

-Ya lo sé, pero aún te falta para dilatar.-

Me quería morir, mi bebé se adelantó y mi fuente se rompió está mañana cuando estaba duchando me.

Ahora estaba en el hospital con Leni, estábamos las dos solas. Mattheo se había vuelto a ir y está vez se fue con Kenzie y Sofía.

Así que Leni y yo estábamos sola en el hospital, apenas mi fuente se rompió llame a mis padres y ahora estaban en un vuelo desde Los Ángeles hasta Italia, pero no llegarían hasta dentro de un par de horas.

-No puedo, me duele.- cada vez le aprieto más fuerte la mano a Leni.

-S-si ya me di cuenta.-

Cuando veo que su mano está que explota por mi agarre se la suelto y en su lugar aprieto las sábanas.

-Lo siento.- ella hace un gesto de que no sucede nada.

No podía soportar el dolor, solo quería que esté bebé saliera de mí.

Lloraba, pataleaba, gritaba y hasta insultaba al aire, eso hasta que el doctor vuelve a entrar a la habitación acompañado de dos enfermeras.

-Al igual que las veces pasadas, haré una revisión y veré cuantos centímetros estás dilata, ¿De acuerdo?- yo solo asiento.

El que me revise la dilatación es una de las cosas más incómodas que eh sentido nunca. Y si esto es incómodo no me quiero imaginar cómo se sentirá sacar la cabeza de este bebé por mi vagina.

-Al parecer estás de 5 centímetros, ya vas por la mitad, lo has hecho muy bien Dilara.-

Solo asiento, lo único que quiero es patear al maldito doctor y obligarlo a sacar a este bebé de mí.

-Sigo creyendo que la cesárea sería mejor idea.-

-Mamá me dijo que yo nací por cesárea y que la recuperación será más difícil.-

-¿Segura de tu decisión?-

-De lo único que estoy segura es que quiero que saquen a este bebé.-

...

Luego de horas y horas de sufrimiento y dolor, finalmente estuve dilatada de 10 centímetros.

Así que ahora tenía a una cantidad impresionante de doctores g enfermeras viendo mi maldita vagina ser abierta en dos literalmente.

Mis padres aún no llegaban por lo que seguía sola con Leni, con quién estoy más que agradecida por no irse y dejarme sola.

Así que ahora está de pie a un lado mío sosteniendo una de mis piernas y ayudándome con los ejercicios de respiración.

-Puja.- y así lo hice.

No sabía cuánto tiempo había estado pujando, pero de lo que si estaba consciente era que el sol ya estaba saliendo y entraba por la ventana.

Para ese entonces mis padres deben haber aterrizado aquí en Italia, lo único que quiero es que se apresuren y lleguen a tiempo.

Me sentía débil y sin fuerzas, sentía que en cualquier momento terminaría desmayada.

Pero las palabras de Leni eran lo único que me mantenía despierta y las constantes punzadas que me daban.

Luego de estar pujando un buen rato escucho al doctor decir que ya está viendo la cabeza.

Eso me deja un poco más tranquila al saber que me falta.

-Un poco más. Ahora ¡puja!-

Tal y como lo indica el doctor vuelvo a pujar y siento una gran presión en mi sonar baja, para luego sentir una liberación junto al llanto de un bebé.

Un suspiro de alivio sale de mis labios al saber que mi bebé finalmente nació.

Lo limpian un poco y me lo entregan colocándolo en mi pecho, sin importarme nada beso su cabeza.

Me importa un carajo que esté bañado en sangre y líquido, lo único que me importa en este momento es que el al fin nació y está sano.

Pero de repente siento un nuevo dolor en mi parte baja.

-¿Otro?- tanto Leni como yo estamos ansiosas de escuchar su respuesta.

-No tranquila. Solo es la placenta.-

Con la mirada veo a Leni indicándole que tome a Murad en sus brazos y así lo hace.

Con las pocas fuerzas que me quedan sigo pujando para sacar la placenta.

Eso es lo último que recuerdo antes de que todo se vuelva negro.

...

A lo lejos escuchaba el llanto de un bebé lo que me dejó confundida por un momento hasta que recordé que hace tan solo unos momentos había dado a luz.

Mis ojos pesan, pero de igual manera los abro logrando que la luz del techo me ciegue unos momentos.

Cuando ya estoy consciente y mis ojos los tengo bien abiertos con las pocas fuerzas que tengo me siento en la cama.

Puedo ver a dos personas de espaldas a mí, una sonrisa se forma en mi rostro al darme cuenta de que se trata de mis padres.

-Papá, mamá.- ambos voltean con una sonrisa en su rostro.

-Cariño, ¿Cómo te sientes?- papá es el primero en acercarse.

-Me duele todo.- a la vez veo a mamá tomar al bebé en sus brazos.

Ambos se sientan en cada lado de la cama, mientras mamá me entrega a Murad para que lo alimenté.

-¿Y Leni?-

-Fue a casa, le dijimos que fuera y tomara una ducha. Que nosotros nos encargaríamos de ti.-

-Gracias.-

-¿Gracias?- ambos quedan confundidos.

-Por todo, digo sé que no fue fácil aceptar mi embarazo siendo tan joven y además de que mi bebé sea de uno de tus mejores amigos.- volteo a ver a papá quien frunce ligeramente el ceño.

-Eso ya es pasado, lo que importa ahora es Hasan y tu.-

-¿Cómo supieron el nombre?-

-Desde que te dije el significado de tus nombres, te obsesionaste con los nombres turcos. Desde niña dijiste como llamarías a tus futuros hijos, además cuando llegamos Leni comenzó a gritar diciendo que el pequeño Murad Hasan era muy bello.- me río sabiendo que Leni si es capaz de hacer eso.

-¿Cómo está el?- ambos se miran entre si antes de asentir.

Mamá se levanta de su lugar no sin antes darme un beso en la frente y al bebé también, la veo irse de la habitación dejándome sola con papá.

-El sigue muy deprimido, pero en estos meses ha intentado salir adelante. Te extraña eso me lo ha dejado muy claro, pero no sabe que hacer.-

-¿No sabe qué hacer?-

-Cree que si te busca lo rechazarás y mandaras al carajo.-

-Yo... aún no sé qué quiero. Una parte de mi quiere que Murad conozca a su padre, pero la otra parte de mi dice que no, que me aleje de él.-

-¿Tú lo amas?- esa duda comienza a hacerse presente en mi cabeza.

-Por un momento creí que sí, pero ahora no tengo idea.-

El solo asiente quedándonos en silencio, el no vuelve a hablar respetando mi decisión de quedarme callada.

Pero ese silencio dura poco cuando una más recargada Leni entra a la habitación llena de comida chatarra.

-Es por esto que te amo.- le digo mientras me extiendo unas papas fritas.

Las dos reímos, mientras papá se levanta y nos deja solas admirando al pequeño bebé que succiona mi seno como si su vida dependiera de ello.

𝖠𝗆𝖻𝗋𝗈𝗌𝗂́𝖺 「𝒕𝒐𝒎 𝒌𝒂𝒖𝒍𝒊𝒕𝒛 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora