🌸Capítulo 9🌸

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Jaden

Aparqué la moto en la misma calle donde vivía Alex. Lucia había estado reacia luego de que le comentase de que tenía que ir a recoger las llaves del Mecanico para dárselas a mi padre pero la calmé instándole a que no estaríamos mucho rato. Lo que yo no sabía era que cuando subimos nos íbamos a encontrar a Hugo y a Pablo jugando a la play en el sofá del salón, a Ana comiendo cacahuetes en la mesa redonda del salón y a Alex limpiando, cosa muy extraña en él cuando siempre tenía la casa echa una puta mierda.

Lucia se tensó al ver a Ana y la pelirroja hizo lo mismo. Mi mejor amiga me miró como si yo tuviera la culpa de que ella estuviera allí cuando yo no tenía ni idea, y de haberlo sabido no la hubiera echo subir.

—¿Qué pasa, tíos?—saludé. Los chicos no apartaron la mirada de la pantalla plana pero sí me saludaron con el típico "Eeeh" que sacaron de una famosa serie española.

Alex estaba barriendo el suelo y tenía la frente perlada en sudor. Ya hacía más calor mientras el verano se aproximaba y en su piso, situado en un bajo edificio rodeados de otros no tan bajos, no colaba ni una gota de aire. Además, el aire acondicionado se le murió el año pasado y no creía que lo hubiera arreglado. Tenían puesto un ventilador en la esquina pero hasta eso los mamones lo tenían apagado.

—¿Qué haces limpiando, macho?—le pregunté.

—Mañana va a traer a una piba, seguro—respondió Hugo sin apartar la mirada de la pantalla. Me pregunté cómo es que estaba aquí con Ana, si ya lo habrían hablado y arreglado. Lucia no parecía contenta con ello, al fin y al cabo aunque Ana no hubiera estado con Hugo cuando pasó, sí que Tommy había estado con la que era su mejor amiga en ese entonces.

—Qué va.—Alex dejó la escoba a un lado junto con el recogedor y agarró un plumero de plumas verde chillón para pasarlo por los cuadros de las paredes. No eran sus cuadros, venían con la casa, pero era tan vago que ni siquiera los había cambiado.—Vienen mis padres mañana a comer y...—se interrumpió al mirar hacia el sofá—Pablo, baja los pies de la mesa o te arreo un guantazo.

Nos reímos todos, excepto Lucía, que se había quedado un poco apartada de mí para pegarse a la pared.

—Te has parecido a mi madre, bro—comentó Hugo.

—¿Dónde tienes las llaves del mecánico, Alex?—le pregunté con rapidez. Entendía por lo que estaba pasando Lucía y no quería tener que hacerla sufrir tan innecesariamente.

Alex me señaló un marco en la entrada lleno de llaves. Vi el llavero del coche rojo que adornaba la llave del Mecanico y alargue el brazo para cogerla.

—¿Lucía podemos hablar un momento?—mi brazo se puso en tensión cuando escuché a Ana preguntarle eso a mi mejor amiga. Miré hacia ella, se había puesto de pie. Hugo la miró y luego a Lucía, Alex hizo lo mismo e incluso Pablo.

—Tu estás flipada.—respondió con asco Lucía y me dio unos golpes en el antebrazo—. Venga, vámonos.

—Por favor, Luci. Déjame explicártelo.

—¿Explicarme el qué?—se giró bruscamente hacia Ana y yo la agarré del hombro cuando vi que se iba para ella. Conociéndola, ahora que se había pasado toda la noche pensando, era capaz de engancharse a los pelos de Ana—¿Cómo te follaste a mi novio? ¿Dónde? ¿Cuándo fue? Déjame pensar, ¿estaba yo en aquella fiesta quizás? ¿Fue aquí, en el cuarto de Alex? ¿En casa de Leon, quizás?

—Fue en casa de Tommy—soltó Hugo. Lucía contuvo la respiración por el comentario. Creo que nadie se lo esperó.—No la pagues todo con Ana. Tu novio también tuvo culpa en ello y se la llevó a su cama consciente de que era tu mejor amiga, y que estaba borracha.

Ni un día más sin ti [#1] © Donde viven las historias. Descúbrelo ahora