Capitulo 29

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DARIEN :

Salgo de la casa con una angustia en el pecho ¿Será qué mí bella y pequeña Melisa está metida en toda está porquería? No mí hermana no puede ser una persona tan cruel y rencorosa.

Melisa siempre fué la consentida de la casa, ya qué era la menor y única mujer, pero a pesar de eso ella era una niña dulce, cariñosa con tantas ganas de vivir, de explorar el mundo, de enamorarse ¿Qué pasó con esa chica tan llena de sueños?

De camino a casa de mís padres llame para saber sí Melisa sé encontraba en casa, Ana una de las muchachas de servicio me dijo qué no, pero antes de contar me dijo qué alguien venía entrado y era ella, entonces le dije qué no le dijiera qué yo había llamado preguntando por ella, además qué al parecer la señorita llegó apurada, por lo qué decido cortar e ir más rápido, para poder llegar antes de qué le dé por salir, al llegar Ana es la qué me atiende, y me dice qué vino a bañarse y cambiarse.

-¿Y dónde sé encuentra en esté momento?.

-Se fué al despacho señor, dijo qué hablaría por teléfono, qué no la molestaran.

-Gracias - digo antes de ir a buscarla al despacho de mí padre, pero antes de llegar abrir la puerta, escuchó a Melisa gritar y discutiendo con alguien.

-Maldita sea, te estoy pidiendo qué ya salgo para allá, me atrase - ¿Con quién estará discutiendo? - Además no sé qué es tanta la necesidad qué vaya, sí todavía no tienes a Serena ¿Me puedes decir qué estás esperando? Quiero destruirla con mís propias manos - escuchar las palabras de Melisa me dejaron en shock ¿Cómo puede decir eso?.

-No me importa qué tú no quieras hacerle nada, pero escúchame bien Rubeos, sí a Serena no la tocas a mí hermano y sobrino mucho menos, realmente no sé por qué me alié con ustedes, sí nuestro propósito es el contrario, por qué yo quiero a Serena muerta y enterrada, y tú quieres lo mismo pero con Darien, cuándo la culpa de todo la tiene Serena, por ser una cualquiera y meterse con todos - no puedo creer lo qué escuchó, mí hermana metida es toda esta Mierda, sín pensarlo dos veces entró al despacho, lentamente Melisa sé gira hacía a mí, ya qué estaba con la vista al jardín, al verme su cara es de asombró total.

-¿Darien qué haces aquí? - dice aún con el teléfono en su oreja, tengo ganas de agarrarla y golpearla por ser tan traidora, debe de ver la mirada de asesino qué le estoy haciendo, qué de inmediato sé pone muy nerviosa.

-Luego te llamo - de inmediato corta y pone el teléfono en la mesa.

-¿Cómo has podido Melisa? - no me voy andar con rodeo, es mejor qué sepa qué escuché.

-Darien, tú nunca me vas a tender, te he dicho millones de veces qué Serena no es buena, qué ella no es para tí, pero nunca me has querido hacer caso.

-Mira, no tengo tiempo para escuchar tus estupideces, te voy a dar sólo una oportunidad ¿Dime dónde está ese maldito Rubeos? - digo sumamente enojado y decepcionado.

-No te lo voy a decir Darien, y será mejor qué te alejes de Serena, sí no la verás muerta - sín pensarlo más me acercó a ella en dos grandes zancadas, y le doy una cachetada ¿Cómo puede decir esas cosas tan tranquilamente?.

-¿Pero qué mierda te pasa? - grito y trato de tranquilizarme, por qué sí no le voy arrancar los pelos - Serena es mí mujer, la persona qué más amo en esté mundo, la madres de tus sobrinos ¿Cómo puedes hacer tantas estupideces? Dime ¿Por qué le tienes tanto odio? ¿Qué ha hecho para qué quieras verla muerta?.

No dice nada, sólo lágrimas salen de sus ojos, mientras qué con una de sus manos se tocan la mejillas, en la qué le he pegado, nunca le había tocado ni un pelo a mí hermana, pero tiene qué reaccionar de una maldita vez, por qué las cosas qué está haciendo no son ni correctas, ni normales.

-Habla de una maldita vez Melisa ¿Dime por qué me odias tanto a mí también? - frunce el ceño a mí pregunta.

-Yo no te odio Darien, eres mí hermano, yo te amo - No ayudan en nada, y hacen qué rían amargamente.

-Mentira, eso es mentira, eres de lo peor, una vil mentirosa, una traidora, sí me amaras estarías feliz por mí, sí en verdad me amarras no estuviera haciendo nada para dañarme a mí o a mís hijos, por Dios, tus sobrinos ¿Quieres verlos huérfanos? ¿Quieres seguir viéndonos sufrir? Tú quién fuiste una de las personas qué estuvieron ahí viendo cómo sufrimos por la desaparición de Serena, y ahí vas tú y te enredaste con Rubeos y Andrés, pero quiero qué sepas qué no me importaría hacerte pagar por todo el daño qué estás haciendo Melisa, me avergüenzo qué seas mí hermana.

Melisa llora más fuertemente y aún qué me duela verla de esa forma, no pienso dejar qué me conmueva con esas lágrimas de cocodrilo, en eso sus ojos hacen contacto con los míos, azul contra azul, en sus ojos puedo ver tristeza y odio a la vez, sé qué cualquier momento va a explotar...

UN AMOR EN MÍ VIDA...... UN AMOR PARA SIEMPRE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora