Back in Black

Capítulo XX: May Day

Advertencia: Supongo que ya se lo veían venir desde el capítulo anterior y si no, creo que con el título es suficiente. 

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Un sonido. No estaba seguro de donde provenía, pero hizo que sus ojos se abrieran a pesar de que sus parpados se sentían pesados. Dudaba por la incapacidad que parecía tener su cerebro para procesar, pero el sonido le pareció similar a una explosión. Cerró los ojos por la luz que daba directamente a su rostro. No sabía cuándo había sido la última vez que había estado despierto y sus ojos resistían el más mínimo vestigio de luz. Los abrió nuevamente y pudo ver las luces rojas que acompañaban una alarma.

Escuchó un grito y la puerta de la habitación se abrió. Dirigió su atención a la entrada, observando a una figura oscura acercarse.

Cerró los ojos y suspiró, pensando en que posiblemente ya era hora de alguna otra prueba que requería que estuviera despierto.

Intentó sentarse, pero no tenía fuerzas para hacerlo. Como todas las veces anteriores, no podría defenderse. Sin opciones, apretó la tela debajo de su cuerpo y cerró los ojos, pensando en que, si se lograba concentrar lo suficiente, las pruebas no dolerían.

—Harry.

Abrió los ojos y cabello blanco cayó sobre su rostro. Entrecerró su mirada, tratando de identificar a la mujer con antifaz frente suyo. Pero su cerebro aún no parecía querer cooperar.

Probó levantarse nuevamente, pero su cabeza cayó sobre la cama.

—Tranquilo, vamos a... —se escuchó el sonido de otra explosión y Felicia suspiró—. Le dije que no fuera ruidoso.

—¿Felicia? —Pudo reconocer la voz, pero tenía dudas sobre si estaba desvariando.

—Sí, es una larga historia —mencionó, sin ánimos de responder en ese momento por qué iba vestida de negro, con antifaz y peluca rubia platinada —. Ahora necesito que me ayudes a sacarte de aquí mientras Antorcha nos sirve de distracción.

Con ayuda pudo sentarse, pero cuando intentó ponerse en pie su cuerpo se fue de lado, por lo cual Felicia tuvo que atraparlo.

—¿Qué te hicieron? —Los ojos de Felicia estaban fijos en su vientre, lo que lo hizo sentir incómodo y se apartara un poco. Lo que podía ver del rostro de la mujer, le indicaba que estaba horrorizada al imaginar los posibles experimentos que habían probado hasta ese momento en su cuerpo.

—También es una larga historia —Intentó cubrirse, pero la bata de hospital no le ayudaba—. Cuando estemos fuera de aquí... lo prometo —dijo y Felicia asintió, olvidándose momentáneamente de la deformidad que había visto—. Busca en el cajón viales con un líquido azul fluorescente —ella hizo lo que le indicó, pero solo encontró uno, por lo cual añadió: — Necesitamos ir al laboratorio que queda al final del pasillo.

—No hay tiempo y estás muy débil.

—No podemos irnos sin eso —Intentó caminar, pero su cuerpo no se acostumbraba a moverse.

— ¿Qué necesito?

—Toma todos los viales que encuentres con el mismo líquido azul fluorescente —Felicia asintió y salió de la habitación.

Harry se recostó en la pared, cediendo un poco a la debilidad de sus piernas. Miró hacía a bajo y una expresión de pánico apareció en su rostro.

«La cosa ha crecido desde la última vez que estuve consciente?»

Sus manos temblaron y cerró los ojos, tratando de calmar el ataque de ansiedad inminente. Sabía que no era el momento, pero no podía evitar sentirse un poco disgustado.