Abrió los ojos cuando sintió al auto detenerse. Miró por la ventana, perdiéndose por algunos segundos en la fachada, estilo victoriano, de la mansión, antes de poder expresar la duda que le embargaba.
—Creí que iríamos a Oscorp —dijo, en un pequeño susurro, sin dejar de observar la que, en su niñez, había sido su casa. En ese momento se percató de que en esos ocho años, nada parecía haber cambiado.
—La reunión fue cancelada —la puerta del auto se abrió, y ella salió —, se realizará mañana —él la miró, pero no dijo nada—. Además, necesitas descansar.
Entraron a la mansión en completo silencio. No dándole importancia a que en el lugar no parecía encontrarse nadie más a diferencia de ellos.
Caminaba al lado de ella por los pasillos sin ni siquiera mirarla. Moviéndose simplemente por inercia, concentrándose en la nada, como había aprendido a hacerlo desde que había sido confinado en aquel. A diferencia de ella, que en algunas ocasiones, lo miraba de soslayo e intentaba hablar, pero al final se arrepentía y no lo hacía.
Cuando llegaron a la entrada de la habitación de él, ella por fin habló
—El médico dijo...
—Sé lo que dijo, Felicia, no soy un niño —agarró el pequeño portafolios negro que ella le ofrecía y, sin decir nada más, entró a la habitación. Cerró la puerta tras de sí, antes de deshacerse del portafolios como si le quemara.
Cerró los ojos y respiro profundo. No comprendía por qué aquel médico no lo dejaba morir en paz. Ninguno de los inútiles, y dolorosos tratamientos, funcionaría jamás. Desde que había ingresado a aquel lugar, se preguntaba ¿por qué, si ya había aceptado que pronto moriría, el médico no podía dejarlo morir y ya?. Así no sentiría más aquel dolor y podría por fin escapar de aquella cárcel en que se había convertido su mente después de recuperar la cordura.
Abrió los ojos y miró la habitación, observando cada pequeño detalle. Todo ahí, también permanecía igual. Él no había tenido tiempo de cambiarlo. O, mejor dicho, no se había atrevido a hacerlo cuando volvió de viaje, por lo cual su habitación seguía decorada como cuando era niño.
Se sentó en la cama, y de uno de los cajones de la pequeña mesa que estaba al lado de ésta, sacó una foto. Y, por primera vez desde que todo había sucedido, sonrió. Habían pasado muchos años, pero aún recordaba ese día. El último cumpleaños que había pasado con él.
Pasó sus dedos por el rostro del niño de ojos cafés, que estaba del lado derecho, sonriendo, a pesar de que él siempre lo molestaba por su ortodoncia.
—Peter...
Su padre, antes de morir, le dijo la razón por la cual lo había apartado, como si fuera un traste viejo, pero él siempre había sabido cual era la verdadera razón para su destierro, y por eso siempre le guardo rencor. Lo había enviado lejos para apartarlo de él... alejarlo de Peter. Porque su amistad no era normal. Eso, fue lo único que alcanzó a entender de una conversación que su padre y Menken mantuvieron unos días antes de su viaje. En ese momento no comprendió a qué se refería su padre. Esas palabras, y las razones por las cuales su padre pensaba aquello, lo entendió algunos años después. Se había enamorado de Peter, sin ni siquiera saber, o comprender, que era el amor. Pero su padre, lamentablemente, si se había percatado de lo que sentía y, para remediar aquello que creía era un error en un Osborn, lo alejó.
Cuando fue consciente de que lo que sentía no era normal, se quiso alejar de todo, sobretodo de Peter. Necesitando olvidarse de aquel amor infantil que jamás debió sentir, y menos por otro hombre. Y lo había logrado, después de todos esos años, al fin se había olvidado de Peter Parker. O eso fue lo que creyó hasta que lo volvió a ver.
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Back in Black
FanfictionDespués de los sucesos de The Amazing Spider-man Rise of Elecectro, Harry tendrá que decidir si lidiar con su enfermedad y el odio de Peter o escapar de la realidad y dejarse consumir completamente por la locura y el duende verde, destruyendo lo que...