Vol 1-6. Tenebroso camino.

28 2 0
                                    

Al pasar las horas Loise seguía corriendo hacía su ciudad, el sol estaba saliendo ya, el se sentía agotado. Mientras corría pensó en muchas cosas, como en su familia, en Angella y en que haría al volver a la ciudad. Muchas preguntas para tan poco tiempo, pensó. Pero había una en concreto que el si podía responder: ¿Debería él acercarse a su familia?, él es un fugitivo, asesinó a soldados e hizo que una base entera explote, aunque, seguramente ya piensan que esté muerto, pero no puede simplemente arriesgarse. Habían muchas interrogantes respecto a ese tema. "Porque si el gobierno manda a preguntar por él a sus conocidos se delatarán en que estuvieron involucrados en su desaparición, pero posiblemente no lo hagan, debido a la explosión. Quizás sólo observen y si no lo ven con su familia posiblemente le den por muerto" Pensaba Loise mientras se acercaba a las primeras señales de civilización, una casas dispersas cerca de la carretera, comerciales pequeños para abastecimiento de comida y utensilios y varios puestos de comida rápida. Estaba en la zona de clase baja, le faltaba poco para llegar a la ciudad de "Close Sea". Loise se siente agotado y decide sentarse a descansar, en la orilla de la carretera en plena arena. Un hombre que parecía tener cuarenta años, que medía entre metro sesenta y metro sesenta y ocho, con entradas de calvicie y un pelo negro oscuro se le acerca lentamente y le dice.

-- Disculpa, niño ¿Te sientes bien?.-- Interroga el hombre al ver el aspecto de Loise, el cuál era un pelo negro con las raíces grises, ojos color rojo, ropa rasgada y quemada y por supuesto cicatrices en sus dedos, de los cuales varios tienen las uñas muy opacas, entrando a ser de color negro.

Loise se levanta del suelo y responde.
-- Si señor, sólo me siento cansado.--

El hombre con un gesto de curiosidad y amabilidad responde.
-- Acompañame a un local de un amigo, sirve buena comida, te ves hambriento y sediento.-- Y efectivamente, Loise tenía los labios agrietados y arrugados, y se le veía con un gesto de pocos amigos.

Obvio, el señor no sabia lo que ocurrió.

Caminaron hasta llegar a lo que parecía ser una residencia y ahí doblaron su paso a la izquierda; a la lejanía se observaba dicho local, nada lujoso o del otro mundo, tenía un techo de tela gruesa montado sobre cuatro postes de Metal, con mesas de plástico y sillas del mismo material, lo único lujoso era el televisor de pantalla plana, pero de ahí todo era muy normal. Loise es invitado a pasar por el señor, éste extrañado, entra y toma asiento. El hombre se sienta en frente de Loise.

-- Disculpeme... ¿Porqué hace esto?.-- Loise interroga al señor de manera extrañada.

-- Porque soy buena persona, estabas necesitado y ahora te ofrezco alimento, en nombre del mundo que obviamente te hecho pasar un mal rato, sé que no es mucho, pero compensa al menos tu almuerzo y cena que imagino no has tenido .-- Responde el señor de forma elocuente.

-- Señor. . . ¿Quién es usted? ¿Cuál es su nombre?.--

-- ¿Mi nombre?.-- Pregunta el hombre de forma retórica. --Mi nombre es Daniel Radford, creo que ya sabrás quién soy yo.--

Loise no lo podía creer, era el gobernador del estado, no sabía cómo no pudo reconocerle. Estrechó su mano con el señor Daniel y se presentó: "Yo soy Loise".

-- Un placer conocerte, Loise.-- Dice el gobernador en un tono amigable. --¿Que deseas desayunar?--

-- Sólo unas tostadas, nada especial, señor.-- Responde Loise con un poco de pena.

--Que va... - Dice el gobernador mientras hace señas a el mesero de que se aproxime.-- Traele a el unas panquecas y un jugo de manzana. A mi traeme un café y un pastel.--

-- Señor no era nece... -- Dice Loise antes de ser interrumpido.

-- Mi deber es con mi gente, usted está hambriento pues le ofrezco un desayuno.--

El ángel verdugoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora