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Mientras me levanto de la cama noto que me encuentro en una gran habitación de lo que asumo es mi habitación, me encuentro con una habitación que grita a los cuatro vientos "Salvatore"  una habitación con su totalidad en tonos negros me recibe dando un sentimimiento de frialdad, misterio y por alguna extraña razon una especie de calidez, el techo es bastante alto por lo que asumo que todo el techo de la mansión es igual, me gusta, la pared a mi izquierda es de un negro mate de unos contornos en dorado, el rectangulo más grande tiene en su interior nueve cuadros con el mismo marco negro y pinturas abstractas a la izquierda de ese rectángulo se encuentra uno mas estrecho con un espelo pegado a la pared.

Me levante de la gran cama negra para acércame a un espejo y verme con la misma ropa de ayer y con el cabello parecido a un nido de aves, me desnude en medio de la habitación para irme a dar un baño luego de encontrar mi baño personal en la habitación, antes saque la ropa que utilizaría de una de mis maletas, más tarde debo acomodar todo, y luego me dirigí al baño.

Creo que una de mis partes favoritas del día era cuando me estaba bañando y por muchas razones, tenía un tiempo para mi sola, poder sentir el agua fría recorrer todo mi cuerpo, lavar mi cabello y la tranquilidad que siento bañándome nadie me la quita.

Estaba secando el agua de mi cuerpo antes de salir a la habitación, y me enrollé el cabello con otra toalla aparte para evitar que las gotas lleguen al piso, salí hasta la habitación y saque de una de mis maletas la secadora de pelo.

Mientras me arreglaba alguien tocó la puerta, lo que espero que no sea Massimo porque aún sigo en toalla y sin ropa interior, pero me lleve una sorpresa cuando al abrir la puerta me encontré con una señora de algunos 40 y tantos.

—Buenos días Sr. Vólkov, yo soy Antonella y seré quien la atenderá mientras esté aquí— se presento de una manera muy cordial y amable

—Mucho gusto Antonella, como supongo que ya sabes mi nombre no hace falta que me presente— le dije con una sonrisa

—Claro que no mi señora, ¿necesita ayuda en algo?— parecía interesada

—Por ahora no— ella asintió— aunque pensándolo bien, muero de hambre

—¿Qué le apetece?

—Mmm, me gustarían unos Waffles con miel y fresas, un tazón con manzanas cortadas, uvas  y sandía— hice una pausa para recordar— si también quiero un jugo de fresas porfavor

—Bien, en unos minutos se lo traigo— ella iba a marcharse y se lo impedí

—¿tienen jardín aquí?— que pregunta tan estúpida acabas de hacer Katherine Isabel.

—Claro que si señora— parecía confusa por mi pregunta

—Bien, quiero desayunar allí, así que, avíseme cuando todo este listo porfavor— asintió y se marcho.

Termine de arreglarme el cabello y me realice un maquillaje totalmente natural y ahora pase a vestirme.

Para vestir lo tomaré un poco fácil y me pondre un conjunto chanel negro, consta de una falda y un suéter corto. La falda es corta esta poco más abajo del inicio del muslo, tiene una línea de perlas en el final del largo que sube por la pierna izquierda que simula un corte dándole un toque distintivo, el suéter es de manga larga tiene un linea blanca donde se supone irían los botones y el cuello —suponiendo que tenga—tiene las mismas líneas al final de cada manga, de accesorios me pondré unos pendientes de plata sencillos, una cadena y un brazalete a juego, de tacones unos negros de tacón fino.

Antonella volvió para avisarme que ya todo estaba listo, y aproveché para que me guiara hasta el jardín de la mansión Salvatore y me acorde de algo.

Tentaciones Peligrosas Donde viven las historias. Descúbrelo ahora