Tentaciones Peligrosas

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Disfruten chikibeibis ><!

Katherine

Voy camino al aeropuerto con mi fiel compañero, amigo y chofer Santiago, mientras me hace escuchar música de su país natal Colombia y tiene un ritmo muy pegajoso que me ocasiona ganas de bailar.

Si alguien pregunta por mi, niega

Que tú no sabes de mí, dilo

Que se acabo este cariño

Lo hermoso y lo lindo que había entre los dos

—¿Te gusta?— me pregunto Santiago divertido al ver mis intenciones de bailar

—Sabes que mis conocimientos del español no son los mejores, pero esta canción me transmite mucho— me encantaba en pocas palabras

—Es la favorita de mi hermana, aunque no sé qué tanto le duela en la vida— sonreí

Sabia a la perfección que el tema de su familia lo ponía triste, tener que recordar en las condiciones que se encuentran su madre y hermana le rompían el corazón.

—Es muy bonita— le dije, tratando de no abogar tanto en el tema.

—Lo es, ahora, ¿podrías decirme a quien buscaremos en el aeropuerto?— esquivo el tema

—Un viejo amigo— fue lo único que dije

—Me pondré celoso— empezó a bromear y yo me reí, Santiago era una persona con la cual nunca te aburres y le he tomado mucho aprecio.

Iré en busca de quien me ayudara a ejecutar mi plan para saber quien es el infiltrado que tenemos entre nosotros, es una tarea que aunque no quisiera no puedo dejarla solo en mis manos.

—Acaba de llegar a su destino señorita Vólkov— anunció Santiago con voz de locutor y reí.

Salí del auto y mientras me puse unas gafas de sol, todos empezaron a saludarme.

—Buenas tardes señorita Vólkov, ¿tenía planeado viajar hoy? No estaba informado— el piloto se acercó a mi, y pude ver que se ponía nervioso al pensar que viajaría hoy y él no sabía.

—No se preocupe Sr. Johson, vengo a recoger un amigo— asintió y se relajo.

—Ahí viene tú amigo— mire hacia el aire viendo como el jet privado de mi familia iba aterrizar.

Perfecto.

Luego de algunos minutos el jet aterrizó de manera increíble, me acerqué hacia las escaleras viendo como Viktor bajaba de estas y sonreí de alegría.

—Aquí me tienes Katrina— abrió los brazos para darme un abrazo y yo corrí hacia él como una niña pequeña.

—Nunca pensé decir esto, pero te he extrañado Viktorino— y es la verdad.

Ahora que tenía a Irina y Viktor aquí me sentía un poco mejor, aunque extraño mucho a mis abuelos y tíos, también a Sophi.

—Se que no vives sin mi— lo golpe levemente en el brazo— te traje un regalo.

Puse cara de confusión al no saber de que regalo me hablaba, pero cuando vi a Zeus, mi perro bajar corriendo del jet hacia mi sentí una inmensa felicidad. Cuando llegó hacía mi literalmente se me tiró encima, y si no es por Santiago que me sostuvo me hubiera caído al suelo.