CAPÍTULO 08

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El privilegio de tenerte

Dragon Step - Reino de Phéltilian.
Septiembre 12, 1621.

Treyson había bajado del barco en Dragon Step, una isla importante en el reino de Phéltilian. Decidió hacer una parada antes de continuar su viaje hacia Isla Niebla. Al entrar en una taberna, notó que casi todas las mesas estaban ocupadas, excepto una donde estaba sentada una joven rubia de pelo ondulado vestida como guerrera. Su nombre es Eden.

─¿Buscas a alguien en particular? preguntó Treyson mientras se acercaba a la mesa de Eden. Ella levantó la vista de su mapa y lo miró con curiosidad.

─Estoy buscando al Meg, el barco pirata más temido en toda la nación de Hestárlia. ─Treyson se rio entre dientes.

─Eso suena como un cuento de niños. Los piratas no son tan románticos como te los imaginas. ─Eden lo miró fijamente y le dijo con determinación.

─Algún día encontraré al Meg y te demostraré lo equivocado que estás. Te arrepentirás de haberte burlado de mí.

Con una sonrisa burlona, Treyson aceptó el desafío. Eden le ofreció un trago de ron como señal de paz antes de levantarse de la mesa y salir de la taberna.

Treyson la vio partir con curiosidad y decidió seguirla. Sin embargo, cuando salió a la calle, Eden ya se había perdido entre la multitud. Decidió regresar a su barco y continuar con su viaje hacia Isla Niebla, pero la conversación con Eden había despertado su curiosidad.

Mientras navegaba hacia su destino, Treyson no podía sacarse de la cabeza la historia del Meg que Eden le había contado. ¿Sería solo un mito o realmente existía ese temido barco pirata? Decidió investigar un poco más sobre el tema una vez que llegara a Isla Niebla.

Alcázar de Verdalle - Reino de Auttenberg.

Después de un largo viaje, Raimond finalmente llegó al majestuoso reino de Auttenberg. Mientras caminaba por las calles empedradas, admiraba la belleza de las altas torres y los imponentes muros del castillo que se alzaba en lo alto de la colina. Respiraba hondo el aire fresco y se sentía emocionado por encontrarse con su tío, el rey Riordan, a quien no veía desde que se embarcó hacia el reino de Althárian.

Al llegar al castillo, Raimond fue recibido por un grupo de guardias que lo condujeron al salón principal, donde el rey lo esperaba con una sonrisa en el rostro. Raimond se acercó y abrazó a su tío con cariño, sintiendo la calidez de su abrazo después de tanto tiempo.

─¡Raimond, querido sobrino! ¡Qué alegría verte de nuevo después de tanto tiempo! ¿Cómo te ha ido en tu viaje? ─preguntó Riordan con entusiasmo.

Raimond suspiró y miró a su tío con tristeza en los ojos.

─No muy bien, su majestad. La princesa Margerie rechazó mi propuesta de matrimonio. Parece que mi corazón está destinado a sufrir por amor. ─El rey Riordan puso una mano en el hombro de su sobrino y le dio una mirada comprensiva.

─No te preocupes, Raimond. Todo pasa por una razón, y a veces las cosas no son como esperamos, pero tengo algo preparado para ti, algo que estoy seguro te hará feliz. ─Raimond levantó la ceja con curiosidad.

─¿Qué es, su majestad? ¿Qué tiene para mí?

El rey Riordan sonrió misteriosamente y se levantó de su trono.

─Es una sorpresa, querido sobrino. Tendrás que esperar a la noche para descubrirlo, pero te prometo que te encantará.

Raimond se quedó intrigado por las palabras de su tío, pero decidió confiar en él y esperar pacientemente. Durante el día, paseó por los jardines del castillo, disfrutando de la hermosa vista y pensando en lo que su tío le tenía preparado.

LOS CIEN DÍAS DE LA PRINCESA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora