CAPÍTULO 10

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Historia creada sin fines de lucro.
Los personajes pertenecen a Nagita & Igarashi.
Historia basada en la temática del "Fantasma de la Ópera" en conmemoración al aniversario del grupo Biblioteca Grandchester.

El fic contiene escenas violentas y para adultos mayores; descripciones sexuales explícitas. Si no gustas de ellas, pasa de largo.
La historia está en proceso.

El fic es completamente de mi autoría. No se permite su reproducción, parcial o total, en ninguna plataforma.

Imagen tomada de la red. Crédito a su autor.

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Terrence respiraba agitadamente, su mente diciéndole que no era posible lo que oía, pero sus ojos no tenían duda de que la historia era real, esos enormes colmillos expuestos no eran parte de una caracterización de Halloween, estaba seguro.

Candy se veía salvaje y frenética, la palidez de su piel contrastaba con lo rojo de sus labios que no podían dejar de mostrar sus incisivos. Sus desorbitados ojos demostraban poco autocontrol y sus manos empuñadas, ira. Pese a su enorme sorpresa, no tenía miedo, no de ella, deseaba conocer lo que había sucedido, y así sería.

--No me iré. –Sentenció. –Si beber mi sangre te hace bien, entonces hazlo, te ves muy mal.

--¡Maldita sea, Grandchester! ¡Arghhhhh! –Fue el alarido que soltó la joven y que hizo retumbar las paredes y el cuerpo del chico, quien, atónito, observó cómo la rubia rasgó su muñeca y comenzó a beber de ella, dándole la espalda para no herir su susceptibilidad ante un acto tan grotesco. Cuando los temblores de la mujer comenzaron a remitir, y la vio adoptar una postura más relajada, la escuchó hablar. --Puedes rescindir el contrato lo antes posible, no habrá penalizaciones de ningún tipo y por el contrario te remuneraré por los... daños causados a tu persona.

El silencio se erigió entre ellos. Ella no se giró, sino que se sentó en la banca del enorme piano, mirándolo y colocando sus manos sobre la tapa que cubría las teclas. Su mirada estaba fija y enfocada en algún punto inexistente del lugar. Sintió a Terrence moverse hacia ella, justo a su costado, pero rehusó mirarlo.

--No voy a rescindir el contrato, Candy. Quiero seguir en el teatro.

Ella apretó sus labios en una firme línea. Se veía más pálida y ojerosa que unos momentos antes, pero aun así, hermosamente bella, y vulnerable, pensó Terry observando el delicado perfil de la chica, quien estaba seria en extremo.

--Como desees. –Concedió la rubia sin mirarlo.

Él se quedó a su lado. Había limpiado los rasguños del cuello con su blanco pañuelo, y sabía, por las historias ficticias que había leído, que debía apartarse de un vampiro, cual tiburón, si tenía alguna herida en el cuerpo, pero no quería hacerlo.

--Cuéntame, Candy. –Pidió suavemente colocando su mano en el delicado hombro de la chica, quien, con ese blusón blanco, a modo de pijama, se veía fantasmalmente encantadora.

Ella se tensó ante el contacto, pero no se alejó de él. Bajó el rostro, levantó la tapa del piano y deslizó sus dedos suavemente sobre las delicadas teclas, que emitieron sonidos varios. Inspiró profundo con los ojos cerrados y luego habló.

--Fue hace años, cuando era niña... --Comenzó, sin dejar de tocar las teclas una por una. –Justo el día que habíamos ensayado en el teatro. Ese día la venta terminó bastante tarde, por lo que ya era noche cuando volvíamos a casa. Yo iba emocionada contándole a mi madre lo que nos había pasado, la felicitación de la gran Eleonor Baker. Justo cuando atravesábamos el enorme parque que nos acercaba a la casa, fuimos atacadas por un ser horroroso. En un principio pensé que se trataba de un hombre, pero luego, al ver cómo clavaba sus colmillos en el cuello de mi madre, supe que era un monstruo. Mi madre comenzó a forcejear y, al notar que no lograría nada, me rogó huir, pero no podía dejarla así, como si nada, así que intenté defenderla, pero esa "criatura", de una patada, me hizo caer y lastimarme la cabeza, la cual comenzó a sangrar. No estoy segura de todo lo que sucedió, quedé muy mareada y desenfocada, pero Albert... --Ella entonces lo miró y él sonrió apenadamente.

ANHELO ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora