CAPÍTULO 9

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Historia creada sin fines de lucro.
Los personajes pertenecen a Nagita & Igarashi.
Historia basada en la temática del "Fantasma de la Ópera" en conmemoración al aniversario del grupo Biblioteca Grandchester.

El fic contiene escenas violentas y para adultos mayores; descripciones sexuales explícitas. Si no gustas de ellas, pasa de largo.
La historia está en proceso.

El fic es completamente de mi autoría. No se permite su reproducción, parcial o total, en ninguna plataforma.

Imagen tomada de la red. Crédito a su autor.

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Los siguientes días fueron terribles para Candy. Evitó a toda costa encontrarse con Terry, ni siquiera iba al palco cinco, sino que permanecía entre las sombras observándolo y luego simplemente se refugiaba en su lugar seguro. Sabía que se había comportado de manera idiota haciéndole creer al chico que Albert y ella eran amantes, pero el coraje y la forma en que él la acusaba la hicieron sentirse dolida. Ahora ya no había más que hacer o decir, no deseaba que él abandonara la obra, al menos no ahora, tenían un contrato por seis meses con opción a renovar, pero eso dependía de los planes de él, y a juzgar por lo sucedido, lo más probable sería que no hubiera tal renovación. Se recostó en el amplio puff y cerró los ojos, intentando liberarse del dolor que le corroía el corazón y el alma, una que ya no tenía.

Terrence terminó su actuación y se dedicó a hacer venias frente a los espectadores que estallaban en vítores y aplausos. Había pasado más de una semana sin saber de Candy y eso estaba bien, se decía, aunque lo cierto era que, al final de cada día, miraba hacia el palco cinco y notaba que sólo Albert y Karen estaban en él, dejándolo con un regusto amargo por la ausencia de la rubia. Arribó al camerino, abriendo con cuidado y anhelo, aunque no deseara admitir esto último, pero éste estaba vacío, como de costumbre.

Paty llegó y comenzó a elogiar, como siempre, su buena actuación, realzando y sobrevalorando, según él, su histriónico personaje. Cerró los ojos dejando que la chica hiciera su trabajo y dejó que su mente vagara a los recuerdos que tenía junto a Candice, y que lo llenaban de nostalgia y añoranza por los buenos tiempos que habían pasado, aunque breves. Abrió sus inexpresivos ojos azules y preguntó a la maquillista.

--Paty, ¿conoces a los dueños del teatro?

La castaña lo miró y asintió, sonriendo.

--Sí, tuve la fortuna de conocerla. Sólo es una la dueña.

--¿Y qué piensas de ella?

--Es una mujer enigmática y muy bella, pero sobre todo muy noble.

--¿A qué te refieres? –Indagó Terry.

--El dinero que recibe de las entradas por parte del teatro, las dona a una asociación civil que ella misma creó, donde resguarda a niños, adolescentes y adultos en situación de calle, y les brinda alojo, ropa, comida, escuela o trabajo, hasta donde deseen estudiar. Creo que eso es algo loable y de gran admiración.

Él asintió y continuó su interrogatorio.

--¿Y su novio también es benefactor de la asociación?

--¿Novio? No sabía si tenía novio, a decir verdad, creo que nadie lo sabe. Ella sólo aparece aquí algunas veces por las noches, pero nunca de día, imagino que estará muy ocupada en otros negocios.

Terry frunció el ceño. Era cierto, nunca la había visto en los ensayos matutinos, aunque a él le pareciera que ella estaba pendiente de todo, y, por muy ridículo que sonara, podía sentir su presencia en el teatro en todo tiempo. Movió levemente su cabeza apartando esos pensamientos risiblemente románticos y continuó.

ANHELO ENTRE SOMBRASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora