CAPÍTULO 4 | LIBERTAD

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«Get out the dark and into the light»

Beach Weather - Sex, Drugs, Etc.


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La semana entera había pasado volando ante sus narices; entre las clases, los trabajos y el nuevo proyecto personal que había comenzado, Luke no tuvo tiempo apenas para aburrirse. Ya era viernes y esa misma tarde comenzaba su nuevo trabajo en la cafetería.

Aemond y él no habían vuelto a verse desde aquel sábado por la noche después de que lo acompañara a casa, pero habían estado hablando por WhatsApp e incluso llegaron a hacer alguna llamada telefónica. Aquel chico era un verdadero amor, lo trataba genial, se preocupaba por cómo iba cada uno de sus días y, a pesar de que tampoco tenía mucho tiempo libre, siempre conseguía apartar un ratito al día para poder hablar con él, aunque fueran unos minutos.

Luke entrecerró los ojos mientras seguía observando el lienzo que tenía frente a él. Estaba en su habitación, sentado en un taburete alto de color negro mientras sujetaba un pincel entre sus manos como si de un cigarrillo se tratara. Se llevó la punta de madera a la boca y mordió el extremo, pero lo retiró inmediatamente porque no quería quitarle el esmalte a aquel pincel nuevo.

Le estaba costando mucho encontrar inspiración para dibujar últimamente. Tenía claro lo que quería plasmar en aquel lienzo en blanco, pero no se veía capaz de darle vida.

Unos toques en la puerta desviaron su atención y se quitó los auriculares.

–Pasa –dijo, sabiendo que era su madre quien llamaba.

–Hola cariño –saludó mientras entraba en la habitación. Se quedó observando el lienzo frente a su hijo y se acercó a él para acariciar sus hombros–. ¿Te está costando empezar?

Luke posó la mano sobre la de su madre y suspiró cansado.

–Sí. Llevo toda la semana intentando plasmar en él la idea tengo en mi cabeza pero no soy capaz. Incluso le he pedido consejo a Helaena y a mi profesor pero... aunque sus técnicas son magníficas, no puedo hacerlas mías. No sé qué me pasa.

Rhaenyra besó aquellos rizos suaves y apoyó la mejilla sobre su cabeza mientras abrazaba su cuello por detrás.

—¿Y qué idea tienes en la cabeza, mi amor?

Luke acarició a su madre y sonrió. Ella siempre se preocupaba por él y por sus cosas, aunque sabía que no le entusiasmaba mucho la pintura.

—Quiero pintar algo cálido y alegre. Algo que, al mirarlo una vez terminado, me haga sonreír.

OTOÑO EN TU MIRADA | lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora