CAPÍTULO 12 | CUANDO ESTOY CONTIGO...

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«Cause when I'm with you, I'm no longer wandering. When I'm with you I can finally breathe. When I'm with you, I swear to God, I swear to God I'm who I wanna be»

Ben Rector - When I'm With You


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El viaje de ida a las montañas se les hizo demasiado corto a todos. Lucerys y Jacaerys se sintieron como en casa mientras hablaban, reían y disfrutaban de las conversaciones que iban surgiendo en el trayecto. Helaena y Aegon se sintieron repletos de felicidad al comprender que aquel viaje iba a cambiar muchas cosas a mejor.

Por fin la relación entre Aegon y Jacaerys se formalizó entre su círculo más cercano, lo que hizo que los dos chicos no pudieran quitarse una sonrisa del rostro desde entonces.

Habían decidido hacer aquel viaje en el coche de Aegon, así que él condujo durante todo el camino mientras Jace iba sentado en el asiento de copiloto. Sus manos se encontraron de vez en cuando mientras el rubio cambiaba las marchas, y Helaena y Luke no pudieron evitar mirarse el uno al otro con una enorme sonrisa, porque al fin se sentían cómodos y no tenían que esconder aquellas muestras de afecto.

Luke no pudo evitar pensar en cómo sería su relación con Aemond cuando volvieran a verse, deseaba con todas sus fuerzas poder estar así de unido a él; poder acariciar su mano en cualquier sitio y delante de cualquiera, poder besarlo sin miedo a que todo se arruinara y sin que nadie los juzgara por el simple hecho de amarse.

Helaena apretó su mano con fuerza al ver que los ojos marrones de su amigo se habían quedado fijos en un punto. Ella sabía que Lucerys estaba nervioso por aquel viaje y por todo lo que iba a significar para él enfrentarse a la realidad.

Aemond había dejado a Alys por él. Bueno, el chico había tenido sus propios motivos para tomar aquella dura decisión, pero Luke no podía ignorar el hecho de que él había tenido una gran parte de peso en aquella cuestión.

¿Aemond querría comenzar algo con él ahora? ¿O preferiría esperar más tiempo para poder conocerse mejor?

Su cabeza estaba hecha un lío por todas aquellas dudas a las que no podía dar respuesta él solo, pero su corazón galopaba ansioso por volver a ver a su ángel y por poder abrazarlo.

Aegon giró el volante y el coche se desvió por un pequeño camino que se adentraba aún más en el bosque y Lucerys no pudo evitar preguntarse cómo sería la casa de Aemond. Llegó a imaginarse una pequeña cabaña rústica con decoraciones en tonos marrones y rojizos, lo más parecido a la casa de un leñador. No pudo evitar sonreír al imaginárselo con la típica camisa de cuadros rojos y negros y con un gran hacha en la mano dispuesto a cortar anchos troncos de madera.

OTOÑO EN TU MIRADA | lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora