CAPÍTULO 13 | RAYOS DE SOL Y AGUA HELADA

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«Taking some time to be ready to love you a little less»

Sleep Walking Animals - Love You A Little Less


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Lucerys recuperó la consciencia y movió los dedos de la mano al sentir que estaban apoyados sobre una superficie suave. Notó que tocaba algo irregular y siguió acariciando mientras bostezaba, intentando apartar los restos de sueño de él. Sus párpados descansados comenzaron a abrirse y la claridad que entraba por la ventana le permitió ver que ya era de día. Le costó enfocar la vista, pero cuando lo hizo supo qué era lo que su mano estaba tocando.

No fue consciente de cómo llegaron a ponerse así, pero Luke estaba durmiendo prácticamente sobre Aemond. Su compañero estaba boca arriba y completamente estirado, mientras que él estaba con medio cuerpo sobre el suyo; su pierna estaba doblada sobre su abdomen bajo y su mano se colaba descaradamente por debajo de su camisa de pijama, tocando su pronunciados abdominales.

Eso era aquello suave que sus dedos sintieron al despertar.

Por un momento, una parte pequeña de él pensó en sacar rápidamente la mano de ahí, pero una parte mucho mayor le exigió que siguiera acariciándolo, porque en realidad aquella piel suave y tersa ya era completamente suya.

Sus dedos comenzaron a surcar aquella zona con tranquilidad, intentando no despertar a Aemond, que estaba profundamente dormido todavía.

Su piel cálida estaba a la misma temperatura que la suya propia, demasiado caliente para estar en pleno otoño. Entonces Luke notó que no solo estaban calientes, sino que ambos estaban comenzando a sudar.

Sacó la mano de ahí y se destapó con cuidado, aunque pronto comprendió que también debería destaparlo a él para que ese calor agobiante no lo molestara.

¿Tanto había subido Aemond la calefacción por la noche?

Luke se sentó en la cama y observó a su alrededor. Los rayos del sol intentaban colarse con saña a través de las cortinas, y eso le extrañó porque se suponía que el cielo estaría nublado debido al mal tiempo, por lo que se levantó y se acercó al lugar para mirar a través del cristal.

En cuanto apartó las cortinas y los rayos golpearon su rostro, supo que aquel calor sofocante no solamente se encontraba dentro de la casa a causa de la calefacción, sino que hacía calor en el exterior también.

OTOÑO EN TU MIRADA | lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora