CAPÍTULO 14 | UN CHOCOLATE CALIENTE, POR FAVOR

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«I look to you to see the truth»

Mazzy Star - Fade Into You


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Rhaenyra estaba completamente concentrada en que sus dedos consiguieran meter aquel fino hilo a través del diminuto agujero de aquellas bolitas de cristal para la nueva pulsera que estaba haciendo.

Esa misma mañana le habían hecho un encargo enorme a través de su página web, el más grande que había tenido nunca y, aunque el comprador había especificado que no tenía prisa para la entrega, ella no quería posponerlo demasiado para no pillarse las manos.

El pedido había sido tan grande que, después de hacer un recuerdo del material que poseía, descubrió que no tenía el suficiente y que debía comprar más de inmediato.

En ese momento se encontraba sola en casa, Jace y Luke se habían marchado de viaje acompañando a sus amigos para celebrar el cumpleaños de Aemond.

No quería pensar demasiado en lo que Luke estaba sintiendo por ese chico, porque le daba miedo que se volvieran a repetir los mismos acontecimientos que hace años lo llevaron al borde de la depresión, pero confiaba en que su pequeño había sabido aprender de sus errores y que se esforzaría por no volver a cometerlos.

Ella no tenía nada en contra de Aemond, pero una madre es una madre, y el solo hecho de pensar que su niño pudiera sufrir de nuevo hacía que estuviera alerta, siempre preparada para abrir los ojos a Luke en caso de que fuera necesario.

Sus pensamientos volvieron al trabajo que tenía entre manos y las horas pasaron sin apenas darse cuenta.

Aquel tipo de elaboraciones manuales requerían mucho tiempo y esfuerzo, no físico pero sí mental, por lo que acabó con un leve dolor de cabeza después de estar más de cuatro horas concentrada en hacer aquel encargo.

Después de prepararse algo sencillo de comer llamó a su hijo pequeño para saber cómo estaban yendo las cosas y si se lo estaban pasando bien, Luke le contó que, como al día siguiente iba a ser el cumpleaños de Aemond, iban a estar allí un par de días más. Era la primera vez que los dos se marchaban después de la muerte de su padre y se sentía algo contrariada por sus propios sentimientos; por un lado quería que sus pequeños siguieran con sus vidas, que conocieran a nuevas personas, que amaran y que fueran muy felices, pero una parte diminuta y egoísta dentro de ella quería que se quedaran junto a su madre durante más tiempo, porque ella no podía avanzar, o no quería hacerlo. Ya no lo sabía.

OTOÑO EN TU MIRADA | lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora