CAPÍTULO 19 | RAMOS DE FLORES Y MUCHO AMOR

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«Is this how it feels to be in love

Ed Sheeran -Magical


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En cuanto Jacaerys entró por la puerta de su casa, su madre ya estaba esperándolo con los brazos abiertos. Los dos se fundieron en un abrazo reconfortante y, tanto él como ella disfrutaron en silencio de la calidez del otro.

Rhaenyra colocó la nariz sobre su chaqueta y aspiró con disimulo el aroma de su hijo mayor.

–Mi niño –sus brazos lo apretaron con algo más de fuerza, sacando una risa del muchacho–. Te he echado tanto de menos...

–Y yo a ti mamá –dijo con sinceridad.

Y es que esa era la pura verdad. Jacaerys siempre tuvo una relación muy cercana con su madre, pero desde el momento en que su padre faltó, él de alguna forma se convirtió en esa figura autoritaria y eso hizo que su relación cambiara, adoptando otros matices que los hicieron todavía más cercanos.

Pero Jace no se sentía bien del todo, porque llevaba tiempo ocultándole algo que sabía que debía confesar, pero por miedo o por vergüenza no se atrevió a hacerlo antes.

A sus espaldas, la figura de un chico con cabellos blanquecinos se paró en el umbral de la puerta, él los miró con una sonrisa cálida en el rostro y esperó a que terminaran de saludarse.

Rhaenyra abrió los ojos y no se sorprendió al ver allí a Aegon, porque sabía que él fue quien condujo durante el viaje, lo que sí le extrañó fue el nerviosismo que el chico mostró cuando ella lo miró.

Los brazos alrededor de su hijo se aflojaron y ambos se separaron, Jace se tensó a su lado al ver que su novio y su madre se miraban, pero no dijo nada.

–Hola Aegon –saludó ella amablemente, después se acercó a él y también lo abrazó. Los ojos de ambos chicos se encontraron, entonces Aegon le devolvió el abrazo–. Pasa, por favor, ¿cómo lo habéis pasado donde Aemond?

–Muy bien mamá, su casa es espectacularmente preciosa, parece sacada de un maldito cuento.

–¿En serio?

Los tres se dirigieron hacia el pequeño comedor y se distribuyeron por los sofás, pero antes de que Rhaenrya tomara asiento, los miró a ambos y les preguntó si querían tomar algo de beber o de comer.

OTOÑO EN TU MIRADA | lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora