CAPÍTULO 7 | ACCIDENTE

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«Though I am breaking down again. I am aching now to let you in»

Fleurie - Hurricane


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–Aemond, ¿Luke está bien? –preguntó Helaena cuando vio que su amigo atravesaba la cafetería con una actitud extraña.

Al no recibir respuesta y ver que se marchaba hacia la salida principal, abandonó el mostrador dejando con la palabra en la boca a la mujer que estaba atendiendo y salió corriendo tras él. Aegon los miró preocupado, pero siguió atendiendo cuando ella se lo ordenó antes de salir corriendo por la puerta.

Aemond rodeó toda la cafetería, se dirigió a los aparcamientos traseros seguramente en busca de su moto. Su mirada estaba perdida, ella lo notó con un simple vistazo, y se asustó porque nunca lo había visto así... bueno, solo una vez, y casi lo pierden.

–¡Aemond! –gritó, intentando que se detuviera.

Él estaba evitándola, pensaba marcharse sin darle explicaciones, pero no iba a dejar que eso ocurriera. ¿Qué había ocurrido entre ellos? ¿Y si Luke estaba mal? Por un segundo, Helaena tuvo la intención de regresar a la cafetería y buscar a Luke, pero Aemond ya estaba a punto de irse y sabía que si lo dejaba marchar, algo malo iba a ocurrir.

Sin dudar, se colocó frente a la moto ya arrancada de Aemond, haciendo que él gruñera furioso.

–¡Apártate! –gritó, pero su voz salió amortiguada por el casco. Sus ojos azules se le clavaban en la piel incluso aunque no pudiera verlos a través del cristal oscuro.

–¡No hasta que me digas qué coño ha pasado! –gritó de vuelta.

Ella nunca lo había gritado antes, nunca levantaba la voz bajo ninguna circunstancia. Por lo que Aemond comprendió que debía estar completamente asustada por culpa de su reacción.

Apagó el motor y se quitó el casco de mala gana. La miró fijamente, como si ella fuera la culpable de su malestar, pero ella no lo era, era culpa suya. Siempre suya.

–Aemond, por favor. ¿Qué ha pasado? –preguntó con la voz temblorosa–. Me estás asustando, ¿por qué te marchas así? ¿por qué has llorado? –preguntó al ver sus ojos y mejillas rojos por el llanto.

–Helaena... –no quería hablar, no quería dar explicaciones a nadie. Pero se dio cuenta de que en realidad solo podía contárselo a ella–. La he jodido, la he... jodido de verdad.

OTOÑO EN TU MIRADA | lucemondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora