Capítulo 27.

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De camino de vuelta a casa no estaba segura de si quería seguir viviendo. Desde que era pequeña, solía aguantar todo lo que me echaran con esa fortaleza que siempre me decía "podría ir peor" y, de hecho, siempre iba a peor.

Primero crecí con unos padres que no me prestaban la menor atención, luego me metieron en el apartamento de mi hermano para quitarme del medio sin tener que echarme directamente, después conocí a Tayler (cosa que aun no se si es bueno, o malo), después me secuestraron, me dispararon, me violaron, mi mejor amiga murió apuñalada por mi novio, me quedé embaraza de alguien que sabía que no aceptaría un bebé en su vida, paso tres años de mi vida prácticamente sola exceptuando a mi hija, encuentro a alguien que me hacía feliz pero le engaño con mi ex pareja, y ahora, para colmo, mi marido me maltrata.

Cada vez que algo me pasaba, siempre pensaba lo mismo "Podría ir peor" ¿Qué podría pasarme ahora peor que esto? ¿Qué hay mas doloroso que esta etapa donde vives amenazada, atemorizada, asustada?

Me había casado con Víctor para que no le dijera a mi hija que su mamá le había ocultado a su papá, pero ahora eso ya no tiene importancia. Me mantengo a su lado para que él no le haga daño, o por que tengo miedo de irme y que nos busque y nos termine por encontrar.

Cuando llegué a casa sucedió lo esperado; insultos, celos, golpes y mas golpes, desprecios, humillaciones, lágrimas y súplicas. Violencia.

Luego me agarró por los pelos, y me obligó a hacerle una felación. Ya no importaba si lloraba, o si dejaba de hacerlo, me golpeaba igualmente.

Así fueron pasando los días de la semana. Me prohibió salir de casa, y cuando él se iba cerraba todas las puertas para que yo no me fuera.

Un día de esos en los que estaba sola en casa, haciendo cualquier cosa que estuviese haciendo, sonó el timbre de la puerta. Me levanté a mirar quien era, a pesar de que sabía que no podría abrir. Mi respiración de cortó cuando vi a Tayler.

-Abre, se que me estás mirando.

Me coloqué de espaldas a la puerta y me dejé caer hasta sentarme en el suelo.

-No puedo abrir, estoy encerrada.

Le escuché respirar y, a continuación, como se sentaba en el suelo.

-Déjale, Ali. -Suspiró. -O al menos déjame que le parta la cara.

-Las cosas no son tan fáciles.

-Tal vez yo era un poco nervioso y, a veces gritaba mas de la cuenta, pero nunca te habría hecho daño. Lo sabes. Recibiría una bala por ti.

-Mas bien, dispararías.

-Eso también. -Golpeó la gatera con su puño suavemente. -Dame la mano. -Sonreí brevemente antes de sacar la mano por la gatera. El la agarró con la suya.

-Esto no está bien. -Susurré. Rió sin abrir la boca. -Lo digo enserio. 

-Tampoco está bien lo que el hace contigo. 

-Ni que le quieras matar. 

-Si nos ponemos así, tampoco está bien el hambre en el mundo. 

-Eres idiota. -Suspiré. 

-La idiota eres tú, que no eres capaz de decirlo, ni me dejas matarlo. 

Suspiré y apreté su mano con mas fuerza. Todo esto lo hacía por mi hija, por protegerla, para que nada le hiciera daño. Aunque estuviese muriéndome, daría mi vida por mi hija mil veces mas. 

Tienes que irte. -Le dije mientras centraba mi atención en el reloj colgado en mitad del pasillo.-Volverá pronto. -Tay suspiró. 

-Ali, sabes que no haré nada que no quieras por que no quiero perderte, pero solo tienes que decirme que lo mate y lo haré. 

Let me love you (#2 DJM)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora