Keilan abrazo la pierna de Keir y este solo la movio.
-"Si, si, yo también te extrañe, aunque solo me fui por menos de un minuto"- dijo lo ultimo en un susurro.
Keilan sonrio. -"No señor"-
-"¿No?, ¿no qué?"- preguntó Keir pero Keilan no parecio prestar atención.
Keir, sin muchas ganas a decir verdad, tomó la mano del principe. -"Ven, hay que ir adentro, hace frio y es un problema que estes sin tus padres"-
Keilan asintio, pero se detuvo de repente. -"Osito"- Se solto y salio corriendo a buscar a su oso de peluche donde sea que lo habia dejado abandonado.
Keir se sentia cansado, sentia que en cualquier momento podria morir. No podia soportar más a ese mocoso...Adorable.
Cuando finalmente Keilan encontro a su peluche regreso rapidamente donde Keir, alzando con sus dos pequeñas manos a su osito. -"Osito"- Sonrio.Keir vio algo peculiar en aquel peluche. -"Ehh si, muy lindo. Vamos adentro ahora"-
Lo dejo dentro del castillo con una de las criadas, e intento quitarle dicho peluche diciendole que lo iba a lavar, pero Keilan simplemente no colaboro y parecia querer llorar si se lo quitaban, por lo que decido mejor dejarlo así por ahora.
Lo que no dejo pasar fueron unos gritos que creyo escuchar, pero eran demaciados bajos, no parecia ser que algún mortal lo podiera escuchar, pero él, no lo era. Aquellos gritos se escuchaban desde lo más bajo del castillo, por lo que decidio dejar la forma de dicho guardia y se dirijio rapidamemte a donde provenian dichas voces.Encontro a un mediano grupo de personas gritando, que él no lo sabia, pero eran menos de las mitad de personas que estaban en la sala de trono anteriormente. Pero eso no importaba, no cuando estaba viendo como estaban torturando a esas personas, incluso había gente muerta.
Keir sabia lo crueles que eran los monarcas de Hourede, lo había visto con sus propios ojos hace mucho años, no podria decir que no se sorprendio, pero viniendo de esos monarcas, se lo esperaba. Decidio quedarse ahí todo el tiempo posible,que sabía que no seria mucho, ya que pronto comenzarian a llegar los invitados.
Pasaron alrededor de 20 minutos y los gritos desaparecieron, solo había un enorme silencio. Algunos guardias fueron a buscar unas cajas de madera, al abrirlas salieron dispersas unas grandes gotas de algo, comenzaron a moverse por su cuenta e ir directo a los cadáveres, comenzando a cubrirlos por completo, incluso "tomaban" la sangre de las victimas.
Keir estaba más que confundido, no sabía que eran esas cosas, pero lo que más le revolvio la cabeza fue el hecho de que esa sustancia comenzara a tomar las formas de esas personas que habian muerto, y no dejaron rasto de nada, cualquiera pensaria que nada había pasado.
Apareció la mano derecha de el rey y jefe de guardia, Jaccaín; los guardias le hicieron una reverencia y se pusieron detras de él.
-"Hola, un justo conocerlos. Mi nombre es Jaccaín, soy la mano derecha de el rey, de su rey, y de la reina. Viven el reino de Hourede, un reino lleno de paz y amor, ustedes me aman a mi, aman a sus monarcas, aman a su reino, y sobre todo, aman a su príncipe, Keilan."-
Las "personas" parecian momias, solo sonrieron. -"¡Si señor!"- Gritaron al mismo tiempo.
-"Guardias, llevenselos, diganles a cada uno cosas de sus vidas y haganlo lo más rápido posible, en media hora comenzaran a llegar los invitados."- termino de decir alejandose lentamente.
Keir decidio seguir a Jaccaín y lo vio subir una escalera demaciado larga, hasta que llegó a la biblioteca abriendo una estanteria como si fuese una puerta. Fue directamente hasta la habitación ds los monarcas y tock la puerta -"Con permiso sus majestades. Ya esta listo todo, los pueblerinos ya se fueron y en poco llegaran sus majestades Gaacul y Natzomi."-
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Luz Oscura
РазноеLas cosas, ¿son lo qué parecen? Un pequeño príncipe, tan lindo, inocente y adorable, con un corazón lleno de amor y alegría. Era la alergía de su reino, todos lo amaban, ¿verdad? Todos amaban a sus padres, ¿cierto? Su pueblo estaba feliz, ¿no? Es...